La base de cálculo es la referencia que se elige para los cálculos que se planean resolver para la resolución de problemas en química o procesos químicos relacionados con los balances de materia. La elección de la base de cálculo a menudo facilita la resolución. Esta puede ser un tiempo, la masa de un material o alguna otra cantidad conveniente.
Es importante indicar la base de cálculo al principio del problema para tener siempre presente la verdadera naturaleza de los cálculos, y para que cualquier persona que revise la solución del problema pueda entenderlo.
No existe ninguna regla para proponer una base de cálculo pero existen ciertas pautas que ayuden a decidir:
- Si el enunciado del problema indica una cantidad o velocidad de flujo de una corriente, por lo general, es más conveniente emplear dicha cantidad como base de cálculo.
- Cuando se desconocen las cantidades o velocidades de flujo de las corrientes se supone una de ella, de preferencia aquella de composición conocida.
- Si se conocen las fracciones másicas, se elije una masa total o velocidad de flujo másico de esa corriente como base. Si se conocen las fracciones molares se elije el número total de moles o flujo molar.
- Para el caso de líquidos o sólidos se recomienda una base en masa; para gases se recomienda emplear una base molar.
- Si se trabaja con una sustancia natural y no son químicamente fáciles de identificar no conviene utilizar una base en masa ya que no se conoce como está constituida.
- Si se produce una reacción química, se debe tomar una reacción en masa, ya que la masa se conserva y los moles no. Si se toma una base en moles, debe considerarse lo que se consume o forma además de lo que entra y sale.