Domingo temático en Neet! Hoy toca un clásico en nuestras vidas. Algo que hagamos y disfrutemos mucho. Los que me conocen saben que no hay nada que disfrute más que patinar.
Empecé a los 9 años en el Club Boca de Olavarría. Hoy tengo 24. Hace cuanto! Me subí a los patines y me enamore de por vida. Mi cable a tierra durante durante 8 años. Subirme a los patines era olvidarme de todo. El aire en la cara, la velocidad. Pensar solamente en patinar y en nada más.
Pero no solo eso. Fue aprender a superarme día a día. Cuando algo no me salía, pararme y volver a intentar. Cuántos golpes! Pero cuanta alegría a la vez.
El patín me enseño a controlar mis nervios. Entrar en la pista a competir sola y que cinco personas te estén evaluando. Sí que hay que tener coraje! Me acuerdo que al principio la pasaba bastante mal. Me ponía tan nerviosa que me chocaba todo y salía llorando! Hoy por hoy, cuando tengo que rendir un examen entro diferente. Que sea lo que tenga que ser.
Las tardes de mate en el club. Las americanas que fueron mis primeras salidas (sin importar que todos los padres estuvieran alrededor nuestro mirándonos). Los viajes y las competencias grupales. Las Divas del Sambódromo que tantas satisfacciones nos dio a todo el grupo. El apoyo de mis viejos que me acompañaron siempre a torneo que tuviera que ir. Igual entre nosotros: me acompañaban a mí pero se pasearon todo. Y las amigas que van a quedar de por vida. Mis dos grandes amigas de la vida. Mis hermanas del alma!
Por el estudio el patín quedó relegado durante mucho tiempo. De la práctica, pero nunca del corazón. Hoy en día nos encontramos nuevamente. En un ámbito muy distinto. Estoy aprendiendo a andar en rollers! Me cuesta horrores. Y eso que tengo las mejores maestras. Pero aún así me sigue brindando la alegría que siempre me dio.
Así que quien les dice que algún día no nos encontremos por ahí. Ustedes mateando con amigos o corriendo y yo en patines. Voy a ser la que tiene la mayor sonrisa en la cara. 🙂