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Conquista del «desierto»

El Ejército en la ribera del Río Negro.

En nuestra historia nos hicieron creer que este proceso denominado conquista o campaña del desierto, que se inicia con Rosas en 1933, era una campaña destinada a ocupar aquellos lugares “vacios” o como bien dice la palabra, “desiertos” de nuestro territorio. Sin embargo, este hecho provoco el extermino de miles de indígenas que vivían en  esos terrenos.

Si bien esta conquista y extermino, ya comenzó con la imposición de la cultura europea para con los pueblos originarios americanos, estos lograron replegarse en el sur de territorio argentino (reunían alrededor de 30.000 hombres). El acoso a estos pueblos era continuo, en forma de malones que asediaban los fortines que limitaban el paso de los indígenas mas allá de esas fronteras; así a fines del siglo XVIII la línea divisoria entre el terreno de los indígenas y los conquistadores estaba establecida por el río salado.

Siguiendo con estas prácticas, antes de abandonar el poder, Rosas como gobernador de Buenos Aires, organiza en 1833 una expedición para conquistar estos territorios indígenas; contando con la colaboración de varias provincias.

Rosas contaba con escasos recursos, pero avanzó hasta el 10 de mayo al río Negro, y a fines de ese mes a Choel-Choel, pero sin consolidar sus logros. Con la caída de Rosas, el cacique Calfucurá, que desde 1835 ostentaba el cargo de jefe de un número de aborígenes, comenzó a asolar las estancias en busca de ganado. Su poder se mantuvo hasta 1872, en que sufrió una terrible derrota y falleció un año más tarde, siendo sucedido por Namuncurá su hijo mayor, en un momento en que era muy difícil sostenerse en la lucha contra los invasores, y veremos que debió rendirse al coronel Conrado Villegas.

Durante el gobierno de Nicolás Avellaneda, su ministro de Guerra, Adolfo Alsina, presentó en 1875, un proyecto donde se avanzaría sobre los territorios ocupados, estableciendo poblados. Primero se ocuparía Puán, para luego hacer lo propio con Carhué, Guaminí y Trenque Lauquen, uniéndose todos estos puntos con un zanjón que impediría pasar a los indios; esta propuesta fue rechazada por Roca ya que parecía costosa e inútil, ya que planteaba la negociación con los pueblos originarios. Finalmente el plan de Alsina se impuso, y se firmó un tratado con los indígenas, que finalmente no cumplieron cuando los caciques Juan José Catriel y Namuncurá atacaron con carabinas y revólveres loas poblaciones de Tandil, Azul y Tres Arroyos. Esto le dio ocasión a Alsina para atacar y establecer el límite proyectado, lo que se concretó el 11 de abril de 1876; lo que dio origen a la llamada Zanja Alsina, que era el límite establecido para evitar que los malones arrasaran y robaran el ganado.

Cuando Alsina muere en 1877, todos estos proyectos fueron continuados por Julio Argentino Roca pero de un modo mucho más violento y arrasador. En este sentido, desde 1878 Roca hostigó a los habitantes originarios capturando caciques, dando muerte a más de 1.250 indígenas y tomando más de 3.000 prisioneros.  En ese mismo año, dictó una ley que establecía la línea de Frontera, esta norma autorizaba al Poder Ejecutivo a realizar una inversión de 1.600.000 pesos fuertes (recaudado del producto de las tierras incorporadas como públicas al patrimonio nacional) para fijar la línea fronteriza en la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén luego de someter a los indígenas bárbaros” de la Pampa.

Roca realiza una segunda etapa de esta campaña en abril de 1879, llegando hasta Rio Negro; y en 1881 ya Roca siendo presidente encarga el coronel Villegas con el fin de incorporar la zona sur de Rio Negro. En poco tiempo este se apoderó de todo Neuquén, donde se rindió el cacique Namuncurá.

Los pueblos originarios resistían este proceso nefasto y violento

Finalmente toda esta campaña provocó más de 15.000 leguas territoriales arrancadas a los legítimos dueños de la tierra, como ya se había hecho con el resto de América con la conquista de América. Este proceso estuvo signado por una ideología de intolerancia y de etnocentrismo; estos territorios estaban poblados por personas con una cultura diferente a los conquistadores, cultura que estos últimos veían como inferior y por eso debían eliminar del territorio nacional. Pareciera una paradoja, que pese a este proceso brutal y salvaje, aún hoy los pueblos originarios sean boicoteados y estén esperando tratos y leyes justas para con ellos y  sus derechos.

 Vía: www.laguia2000.com