Hay toda una rama del conocimiento que la gente, lamentablemente, evita. Así como la filosofía de antaño era sumamente respetada, los filósofos eran aclamados y sus escritos eran casi bíblicos, hoy ocurre lo extremo: la filosofía es demasiado respetada, por lo que casi nadie se mete con ella. ¿Quién me puede enseñar a pensar? Diría alguno, y puede que tenga razón. La filosofía, de todas maneras, es un poco más eso y hoy trataremos de hablar de eso. ¿Qué es la filosofía?
Profesorenlinea.cl arranca directamente diciendo que la filosofía es «un conocimiento, un saber, de los tantos que posee el hombre, que resulta de una actividad que se llama filosofar. Hay algunos que sostienen que no se puede enseñar filosofía, pero sí a filosofar.» ¿Qué vendría ser filosofar, entonces? Es pensar, claro. Pero «pensar» es una palabra que le queda corto. Un hombre «filosofa» cuando todo lo que conoce se empieza a tambalear, cuando ya no considera todo lo que sabe como un dogma sino que se lo empieza a plantear. No se tiene dónde agarrarse para no caer, y esto es así porque la filosofía no arranca de ningún supuesto: simplemente, es.
La definición de filosofía involucra que ésta no depende de nada. Es ambiciosa, no se queda corto en nada. Las dos preguntas claves que movilizan a la filosofía son: «¿qué soy yo y qué es el mundo?» A partir de ahí se pueden derivar montones de preguntas, como qué es la vida, qué es el bien, qué es el amor, qué es la felicidad. Cuando uno quiere responder estas preguntas quitando todo factor emotivo personal, entonces uno está filosofando.
Aristóteles define la filosofía de una manera sencilla y que muchos vamos a estar de acuerdo con ella: él dice que la filosofía es saber por el solo gusto de saber. ¿Vale la pena saber tanto? ¿Esas preguntas no van a cambiar los hechos? Seguro, por eso queda en cada uno si quiere filosofar o no.