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Residuos corrosivos

En “Residuos peligrosos” se clasificaron los residuos en inflamables, corrosivos, reactivos y radiactivos. En esta oportunidad se desarrollan los residuos corrosivos.

Las sustancias corrosivas son las que deterioran los materiales con los que entran en contacto, como los metales. Algunos pueden ser ácidos o bases fuertes, agentes deshidratantes que atacan a los tejidos vivos y sustancias oxidantes.

Un ejemplo es el ácido sulfúrico que es un ácido fuerte capaz de disolver y corroer muchos materiales; es además agente deshidratante cuando se encuentra en su forma concentrada, ya que tiene afinidad por el agua y es capaz de desplazar al hidrógeno y al oxígeno de muchos compuestos. Y a su vez, puede actuar como agente oxidante y generar sustancias tóxicas a partir de otras inocuas.

Los ácidos fuertes que pueden considerarse además como corrosivos son los ácidos clorhídrico, fluorhídrico y nítrico; este último en su forma concentrada es además un agente oxidante. Las bases fuertes y corrosivas son los hidróxidos de sodio y potasio.

Otras sustancias corrosivas son los interhalógenos y los óxidos halógenos; compuestos capaces de acidificar, oxidar y deshidratar tejidos vivos.

Los ácidos y las bases fuertes pueden desecharse por simple neutralización, cuidando de que la mezcla no se caliente por demás (las reacciones de neutralización son sumamente exotérmicas). Para evitar el riesgo de pasar la neutralización del punto final se utilizan ácidos y bases débiles para la neutralización.