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1era Revolución Industrial

Revolución Industrial

Después de siglos de estancamiento en Europa, el crecimiento económico resurgió, de la mano de La Revolución Industrial. Iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII, se genera un cambio en las condiciones de producción.

La revolución industrial es el cambio en la producción y consumo de bienes por la utilización de instrumentos hábiles, cuyo movimiento exige la aplicación de la energía de la naturaleza. Hasta finales del siglo XVIII el hombre sólo había utilizado herramientas, instrumentos inertes cuya eficacia depende por completo de la fuerza y la habilidad del ser humano. El motor aparece cuando se consigue transformar la energía de la naturaleza en movimiento. La unión de un instrumento hábil y un motor señala la aparición de la máquina, lo que ha causado el mayor cambio en las condiciones de vida de la humanidad.

La aparición de las máquinas, constituye el cambio de paradigma entre dos formas de producción. La producción maquinista creó las condiciones para la producción y el consumo en masa, característicos de época actual, hizo surgir las fábricas y dio origen al proletariado y el capitalismo.

La aplicación de la máquina de vapor a los transportes, tanto terrestres como marítimos, tuvo una inmediata repercusión no sólo en procesos de comercialización, sino también en la calidad de la vida, ya que permitía el desplazamiento rápido y cómodo de personas a gran distancia. La construcción de los ferrocarriles fue la gran empresa del siglo XIX.

En cuanto al sector de la agricultura, el parlamento inglés, durante el transcurso del siglo XVIII, permitió cercar las fincas en el campo abierto. Favoreció a los hacendados más ricos y permitió la aplicación de nuevas técnicas para incrementar la productividad agrícola. Se empezó la rotación de cultivos suprimiendo el sistema anterior de barbecho, se mejoraron las especies ganaderas gracias al cruce de ejemplares seleccionados, se generalizó el cultivo de nuevas especies, se mecanizaron las labores del campo, se aumentaron las superficies cultivables desecando pantanos, y se logró un rendimiento mayor con la utilización de abonos.

La mejor alimentación, resultante de la diversificación y de los mejores rendimientos de la agricultura, permitió disminuir la mortalidad infantil y alargar la vida de los europeos. A ello también contribuyeron los progresos de la medicina, especialmente el descubrimiento y la aplicación de la Vacuna para atajar las epidemias periódicas que diezmaban la población.

El mejoramiento tecnológico produjo el éxodo rural hacia los centros industriales. Las antiguas ciudades fueron adquiriendo una nueva fisonomía, pues la aparición de las fábricas y la aglomeración demográfica impusieron cambios urbanísticos por las urgentes exigencias de distribución de agua, servicios de alcantarillado, transportes, parques y lugares de esparcimiento.

Vía: PROFESOR en línea