Desde el año 2003 se conmemora el 9 de diciembre el «Día Mundial contra la corrupción«. Hace 8 años la Asamblea General de las Naciones Unidas propuso esta celebración para aumentar la conciencia sobre la existencia de esta práctica nociva para las sociedades democráticas y señalar la necesidad de erradicarla. Para ello se intenta que en estas fechas los ciudadanos piensen en diferentes tácticas para combatir la corrupción y a diario ejerciten lo que implica «vivir eticamente». A su vez los 109 países que firmaron el tratado contra la Corrupción son los encargados de redactar e implementar nuevos pasos para intervenir en sus países, para develar o prevenir, los casos de corrupción.
La palabra corrupción se define como el abuso de poder, degradación, mala conducta. La corrupción abarca diferentes clasificaciones:
- Corrupción política
- Corrupción empresarial
- Corrupción policial
- Corrupción tributaria
- Corrupción sexual
- Corrupción en el deporte
Existe un organismo «Transparencia Internacional» que se encarga de medir la corrupción política de los diferentes países, el mismo funciona en Alemania. Si bien es la única organización que se encarga de realizar estos estudios sus datos no son considerados «fehacientes» porque se obtienen a partir de la percepción subjetiva de los encuestados sobre la corrupción en su país y no sobre estadísticas. A su vez lo que a veces se considera soborno en un país en otro no lo es.
La corrupción atenta a veces contra los organismos del Estado pero también afecta a ciudadanos a través de las corrupciones policiales, judiciales, sexuales o deportivas. La corrupción como tal atenta contra los intereses siempre de sujetos con iguales derechos y obligaciones que nosotros por lo cual conmemorar este día vuelve a poner en debate los que implica vivir en una sociedad democrática, poniendo en tela de juicio sus bases. Si nos permitimos cuestionarlas, dudarlas, repensando comportamientos el día Mundial contra la corrupción tiene mucho sentido.