Cuando agarramos un mapamundi y lo miramos por mucho tiempo (seguramente por exigencia de la profesora de Geografía), seguramente notemos algunas curiosidades «escondidas» dentro de ella, como que América del Sur y África se «complementan» como si de un rompecabezas se tratara. Ya hace rato que sabemos, sospechamos y si no intuímos que los continentes en algún momento estuvieron juntos, e incluso nos atrevimos a fantasear con qué hubiese pasado si la separación de los continentes no hubiese ocurrido, pero hoy trataremos de entender un poco más este fenómeno. Hoy trataremos decir a qué se llamó Pangea.
Para tratar de establecer una definición de pangea, mejor tener en cuenta el breve concepto intuitivo pero que tiene nombre: la deriva continental, fenómeno que ocurre con las grandes masas de tierra que se van moviendo a través de millones y millones de años. Esto es un poco distinto al movimiento de las placas tectónicas, que generan movimientos de la tierra pero que su suceso es mucho más «inmediato» y no tan a gran escala. Este movimiento es el que genera los relieves y las diferencias de altura en la tierra que habitamos.
En 1915, el meteorólogo Alfred Wegener dejó por escrito lo que muchos ya habían pensado a principios de siglo y a finales del anterior: que los continentes habían estado juntos en algún momento. A este libro lo llamó «El Origen de los continentes y océanos» y en él aparecía un término nuevo. Pangea se define como al «supercontinente» que formaron todos los actuales continentes en su principio, una gran masa de tierra que se encontraba centralizado entre los polos.
Esta teoría, que al principio obviamente fue muy descreída, fue poco a poco avalándose por algunas pruebas, como que ciertas especies de animales, o «familiares» en términos evolutivos, se encontraban tanto en América del Sur como en Áfria. ¿Cómo podrían haber terminado en dos continentes distintos, si la Pangea no hubiese existido?. Además, en el oeste de África y el este de América del Sur hay rocas de la misma edad y tipo.