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¿Celebrar o no Halloween?

Hoy es Halloween o “Noche de brujas”, una celebración que tiene su origen con los Celtas y que se festeja mayormente en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, México y Colombia. Este se lleva a cabo en la víspera de Todos los Santos, donde antiguamente el objetivo de esta noche era eliminar los malos espíritus para recibir a los santos en paz; sin embargo hoy en día se ha desvirtuado un poco este concepto y lo que se celebra es una noche de terror, de brujas y fantasmas, donde los más chicos se disfrazan y van por las casas pidiendo golosinas.

Esta fiesta ha sumado cada año más adeptos en nuestro país, aunque claramente sus orígenes no tienen nada que ver con las costumbres argentinas. He aquí la polémica: ¿Celebramos o no Halloween?

Nuestro país se caracteriza por “robar” y resignificar –a medias- festividades extranjeras, lo vemos claramente en: “El día de San Valentín”, “el Baby Shower” o “San Patricio”, y ahora en Halloween. Personalmente creo que el proceso de globalización que hoy en día transitamos genera cosas como estas, además de una acentuada desterritorialización donde las personas cada día se desprenden más de las costumbres autóctonas para celebrar tradiciones de otros territorios. También se hace por marketing, moda o consumismo, ya que llevar a cabo estas prácticas aumenta el consumo y aquellos que quieren estar “a la moda” no dudarán en hacerlo.

Quizás sea una buena herramienta para que en las escuelas, donde últimamente se festeja Halloween, en vez de que quede en algo vacío, en un día donde nos disfrazamos de brujas, zoombies o monstruos, se pueda focalizar en la historia de la celebración y en las modificaciones que ha ido sufriendo en los últimos años. Por ahí es hora de tomar la parte más histórica y cultural, y explotar eso relacionándolo con la educación; este fenómeno da pie para explicar procesos de globalización, identidades y rituales culturales, diversidad cultural, entre otros.

Si tengo que plasmar mi opinión estaría bueno que se haga más hincapié en festejos autóctonos o locales y no en tradiciones exportadas, pero no se puede responder si está bien o mal, ya que ¿Quién sería yo para juzgarlo?. Igualmente sostengo que es una tradición que muchos no saben ni porque existe, y solo lo ven como una oportunidad para “estar a la moda”, comprar cosas o pasar el tiempo.