La identidad como término surge en la década de los ´50, cuando la psicología social comienza a estudiar la problemática de los inmigrantes y las dificultades de “integración” que los mismos generan. Posteriormente en los ´70 se prestó atención a los procesos de asimilación o incorporación de las minorías étnicas a la sociedad hegemónica junto al estudio de las nuevas identidades que surgen por ejemplo: el feminismo o movimientos homosexuales.
La identificación es un proceso de aprehensión y reconocimiento de pautas y valores a los que adscribimos y que nos distinguen de “otros” que no la poseen o no lo comparten. De esta manera decimos que la identidad se define por la negativa, es decir al poder diferenciarse. Reconociendo un “nosotros” y un “otros”. Este reconocimiento de la diferencia, se lo denomina alteridad.
El proceso de identificación o construcción de las identidades es un proceso complejo y el mismo posee una dimensión individual y otra social. La dimensión individual se construye a partir de la “identidad social que posea el grupo de pertenencia” (valores, practicas, creencias que poseean en una familia, un barrio, la ciudad, etc) de esta manera vemos como lo individual tiene mucho de identidad social. Sin embargo podemos para ser mas claro ejemplificando:
*elaboración colectiva: compartir por ser miembro de un grupo determinadas experiencias.
*elaboración subjetiva o individual: como los sujetos individuales concretos, miembros de un grupo nos apoderamos, procesamos, comprendemos esa experiencia.
Aunque hablamos de identificaciones colectivas, debemos resaltar que incluso al interior de los grupos de pertenencia se dan diferencias. De este manera la identidad no solo se genera a través de identificar un “otro” sino también un “nosotros”.