Hace poco leí por ahí que, con «Historia de un Clan» y «Signos» al mismo horario el mismo día el único que pierde es la televisión argentina. Porque es la realidad. Estamos en una época donde no hay practicamente ficción para consumir, donde tenemos que conformarnos con ver a Marley todos los días, ver a Tinelli y su circo o ver como Lali Espósito y Mariano Martinez se chapan apasionadamente frente a las cámaras. Pero la gran sorpresa fue para mi Historia de un Clan, que contaba con una desventaja enorme, y que era la siguiente: esta historia ya la conocemos. «El Clan» de Francella tuvo más de un millón de espectadores por lo que había, en teoría, relativamente nada nuevo para contar. Pero por suerte no fue así. «Historia de un Clan» marcó su propio estilo, sus propios tiempos, sus propias actuaciones y terminó siendo una de las grandes series que nos dejó el 2015 argentino. Finalmente, «Historia de un Clan» terminó de esta manera.
Histoai de un Clan capítulo 11
En Historia de un Clan, tanto durante el transcurso de la serie como en el final, se tomaron una serie de decisiones que fueron claves. ¿La primera? Arrancar con una escena, uno diría del «final» de la serie, que es con la que termina la película «El Clan». Una clara invitación para que, pese a que ya viste el film, te quedes sentado en la cocina y «disfrutes» de la estética y la violencia que se trataron durante los capítulos.
El final de Historia de un Clan estuvo plagado de referencias y cosas más allá de la película. Llamado «epílogo» (otra referencia al film, ya que continua más allá de la ida a la cárcel de la familia) vemos cómo se llevan en la cárcel hasta que finalmente Arquímedes es liberado y entabla una «relación» entrevistador-entrevistado que es llevado al límite, tal cuál lo vimos nosotros con el periodista Rodolfo Palacios. Muchas imagenes de archivos, mucho plano «innecesario» y una serie de decisiones correctas hacen que Historia de un Clan se vaya por la puerta de adelante.