Los Derechos Humanos están fijados en relación a valores universales que todos los hombres deberíamos respetar para mantener una convivencia pacifica, esta concepción de los derechos humanos es universalista. Sin embargo no se pueden aplicar o ejercer estos derechos humanos en todas las culturas que existen sobre el planeta, porque hay cosas que son especificas de cada cultura. De este modo no se pueden sancionar pues todos los que allí viven acuerdan con las reglas de convivencia. Tomemos como referencia a las culturas indígenas o el mundo islámico u oriental, en estos casos se otorga prioridad al particularismo cultural sobre el universalismo, por eso hablamos de «relativistas o partcularistas».
Los derechos humanos se caracterizan como universales, objetivos y de aplicación a toda la humanidad en la medida que son derechos que todas las personas tienen por su condición humana. Entonces el debate surge en torno a las particularidades, esta temática se abordo en la Conferencia Internacional de los Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993. La respuesta a la que se arribo es que deben adecuarse los derechos humanos a cada situación. Esto significa no vulnerar los derechos locales pero sin perder de vista los derechos universales.
El particularismo es producto de la necesidad de comprender practicas que ante los ojos de los derechos humanos son tortuosas por ejemplo: la extirpación del clitoris en los pre-adolescentes en África. Este hecho desde una mirada universalista de los derechos humanos se puede alegar que afecta la integridad personal de los adolescentes.
Después de años de trabajo se a llegado al la conclusión que intentar dirimir entre posiciones relativistas y universalista constituye una «aporia» una cuestión si solución, un callejón sin salida. Ante este conflicto siempre a prevalecido la universalidad frente a los particularismos.