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Disposición de residuos municipales en vertederos

En “Residuos peligrosos”, hablamos de residuos que tienen alguna incidencia en la salud humana u otros organismos; pero la mayoría de los residuos que se disponen no presentan peligro alguno.

Dentro de los residuos no peligrosos pueden encontrarse escombros de la construcción y la demolición, residuos de sectores industriales y comerciales y residuos domésticos generados en los domicilios.

Uno de los métodos más utilizados para la disposición final de residuos municipales es el uso de vertederos, que es un gran agujero o depresión en un terreno que, una vez llenado, habitualmente se cubre con suelo y/o arcilla.

Inicialmente, los vertederos eran simples agujeros creados por la extracción minera; no eran diseñados, ni controlados, ni supervisados y aceptaban muchos tipos de residuos, incluyendo los peligrosos. Debido a esto los líquidos que se generaban por la descomposición de la basura (lixiviados) contaminaban los acuíferos situados justo por debajo del vertedero. Los vertederos modernos están mejor diseñados y construidos, y los lugares en los que se ubican están seleccionados de tal modo que minimizan el impacto ambiental.

Generalmente, los lixiviados contienen ácidos orgánicos volátiles (por ejemplo ácido acético), ácidos grasos, bacterias, metales pesados, sales de iones inorgánicos y COVs (como el tolueno y el diclorometano). El dióxido de carbono liberado durante la descomposición de la materia orgánica presente en los desechos, puede acidificar el lixiviado, facilitando su capacidad para disolver metales. El lixiviado de un vertedero posee además, una elevada demanda de oxígeno (DBO). Con respecto a los volúmenes es elevado en un primer momento, y luego la DBO y el volumen disminuyen con el paso de los años (por lo menos cinco años).

Se requiere de cierta ingeniería para controlar los lixiviados, y así evitar que se escapen por el fondo y contaminen las aguas subterráneas. Los componentes típicos de un sistema de tratamientos de lixiviados son un sistema de recogida, piletas para disminuir el DBO por degradación aeróbica, pozos de muestreo de aguas subterráneas y un revestimiento ya sea sintético (polietileno de alta densidad) o natural (arcilla compactada) que cubra el fondo y las paredes del vertedero que sea impermeable e impida la fuga del lixiviado.

En un relleno sanitario, los residuos son compactados en capas y cubiertos con 20 cm de suelo al finalizar el día. Una vez lleno el agujero, el vertedero es habitualmente cubierto por un metro de suelo o arcilla y con el fin de suministrar una protección adicional se coloca una geomembrana de plástico.

La descomposición de los residuos es, en primer lugar, anaeróbica, produciendo ácidos grasos carboxílicos volátiles y ésteres. En segundo lugar, los ácidos se descomponen en dióxido de carbono y cantidades apreciables de metano. Este gas, es conocido como biogás. A menudo puede dejarse escapar a la atmósfera a través de perforaciones en el relleno; o también puede quemarse lo que es mas satisfactorio debido a que el metano es un gas de efecto invernadero de mayor peso que el dióxido de carbono. Inclusive, en rellenos sanitarios muchas veces se aprovecha este biogás para aplicaciones prácticas, como es la generación de electricidad.