En algunos periodos ver una persona con la piel bronceada daba cuenta de una persona activa, que trabaja al aire libre permanentemente, que su piel gozaba de buena salud. Esta imagen que se difundió socialmente de aquellos que lucían bronceados genero un interés mayor de las personas por estar bronceadas. De esta manera surgieron diferentes formas de autobronceado que hay que considerar cuales tomar para no dañar a nuestra piel y poder mantener el estado saludable, aún bronceados.
La exposición a la luz solar natural genera grandes consecuencias para la piel si es que no se está protegido de los rayos ultravioletas. En este mismo sentido las camas autobrocenates o de luz artificial son dañinas aunque se ofrezcan como un tratamiento estético. Las lociones para broncerse sin actividad solar no queman la piel sino que la tiñen. Por lo tanto constituyen una opción interesante si no queremos dañar nuestra piel pero estas lociones no nos protegen del sol por lo cual aunque estemos «teñidas» deberemos usar protección solar.
Es importante resalatar que la eficiencia y las consecuencias de cada uno de los tratamientos autobronceantes señalados dependen de tipo de piel de las personas y de la calidad del producto. Es indispensable que más allá del tratamiento que elijamos usemos el protector solar como forma de cuidar a nuestra piel cuando nos bronceamos.