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El origen del circo

El circo ha sido desde siempre una forma clásica de diversión para la familia, la palabra procede del latín circus, que se refería al escenario Romano donde se originaron muchos de los números que pueden verse hoy en una función circense.

El origen del mismo está íntimamente ligado al de la expresión corporal; y esta de alguna forma siempre ha existido. Sin embargo, podríamos decir que el circo fue formándose de las antiguas civilizaciones del lejano oriente (como China o India), y también de las occidentales mas importantes como Roma, Egipto o Grecia. Pero, fue esta última la que puso los cimientos más estables de lo que podríamos denominar “el mayor espectáculo del mundo”, y los romanos los que le dieron el nombre.

El circo tuvo algunos años donde fue olvidado, y recupera su esplendor en la Edad media, mas puntualmente en el Renacimiento; donde las calles y plazas comenzaron a llenarse de artistas con diversas habilidades, bailarines, cantantes, entre otros. Pero el circo tal como lo conocemos hoy en día apareció por primera vez en Gran Bretaña en 1770, y en el siglo siguiente la actividad circense se extendió aun gran número de países (Alemania, Francia, Estados Unidos…)

Los antiguos saltimbanquis, juglares y magos (con grandes habilidades), fueron los precursores de los artistas de circo actuales y muchos de sus números y creaciones forman parte de la mayor tradición circense. Por ejemplo, el payaso ha heredado dicha tradición y sus actuaciones incluyen toda una serie de chistes, piruetas y números musicales, que siempre han atraído a grandes y pequeños.

Generalmente el espectáculo se rige bajo una base establecida, hay números que ya están fijos en el repertorio como las acrobacias, los payasos, los magos, y otros que van variando. Antes se utilizaban mucho los números con animales, sin embargo hoy en día, en varios países está prohibido que el circo utilice animales (no domésticos) para sus espectáculos.

El circo ha sido siempre una atracción para toda la familia, recuerdo como mi papá me llevaba a los circos que venían a la ciudad, y yo quedaba obnubilada frente a semejantes espectáculos. En el circo vive la magia, la inocencia, el espíritu aventurero; además de ese gran montaje como la gigante carpa, el vestuario, las luces, que crean una atmósfera que tiene la capacidad de deslumbrar a grandes y chicos.

Lamentablemente hoy en día ya no vienen tantos circos a la ciudad, ya que el espectáculo circense se ha vuelto algo bastante difícil de sustentar, y poco a poco va desapareciendo.

El circo americano en 1964