En palabras de Plutarco, hace ya más de dos mil años, el Partenón de Grecia fue descrito de la siguiente manera: «De tal manera brilla siempre en ellos una flor de juventud que ha preservado su aspecto del paso del tiempo. Parece como si estas obras tuviesen un soplo siempre vivo y un alma inaccesible a la vejez».
Templo de la diosa Doncella
En pocos renglones ha podido resumir Plutarco la belleza que observan nuestros ojos al ver la imagen, la cual indica un momento de máximo esplendor iniciado tras la guerra Atenas-Persia con Pericles. Él mismo se encargó de poner a Fidias en la dirección de todo tipo de obra que fuese necesaria para la reconstrucción de una Acrópolis totalmente destruida, buscando así generar un símbolo de la victoria griega sobre la barbarie, y el nuevo predominio de Atenas sobre la Hélade.
En sus orígenes, la Acrópolis de Atenas, situada sobre una colina rocosa, habría sido el refugio de una población en ruinas. Sobre ella fueron levantándose innumerables cantidades de templos que, en épocas de guerra, fueron desapareciendo.
Como decíamos, fue Fidias el escultor encargado de llevar adelante todas las obras de reconstrucción de una Acrópolis destruida por las guerras. Fue el Partenón griego el primero en iniciarse en obra; a él le siguieron los Propileos, el templo de Atenea Niké y, por último, el Erecteion. Terminada la reconstrucción de los mismos, el estado de la ciudad era otro: los templos ya no estaban solos ni aislados de la civilización, sino que ahora formaban parte de una armonía de estatuas de bronce y piedra que los convertiría luego en los edificios más nobles de todo el país.
La Acrópolis de Atenas fue levantada nuevamente entre los años 437-432 a.C, con un diseño exclusivo de Mnesides donde se pudo observar un entrelazado de columnas con dos alas desiguales: una destinada a pinacoteca y otra a biblioteca, la cual no llegó a completarse.
EL PARTENÓN: De estilo dórico, planta rectangular y realizado en mármol del Pentélico, el Partenón fue construido en época de Pericles por los arquitectos Ictino y Calícrates. Era un templo dedicado a la diosa Atenea Parthenos, a cuyas manos se confió el destino de la ciudad, y estaba dividido en un “pronaos” -primera nave-, que daba paso a la “celia” -nave central-, desde la que se accedía al “partenon” recinto que contenía el tesoro de la deidad. Al oeste, se erigía el “opistodomos” -nave posterior, simétrica de la “pronaos”-, que completaba el conjunto. La decoración de sus frisos y “metopas” -espacio que media entre dos triglifos en el friso- fue realizada por Fidias y sus más destacados discípulos.
La idea de construcción del Partenón griego se debe a la Atenea Parthenos o «virgen», una de las tantas obras magníficas de Atenea para la Acrópolis llevada a cabo por Fidias. Esta obra magma fue realizada por los arquitectos Ictinos y Calícrates.
El Partenón de Grecia ha sido caracterizado por su gran imagen de perfección proveniente del estilo dórico con algunos toques jónicos. El mismo se considera edificio cumbre dentro de los proyectos de Pericles. Posee un número clásico de columnas, ocho en su parte más estrecha y 17 en su parte más larga. Cada una de ella mide 10,43 metros de altura. En la parte frontal del templo aparecen los frontones, bajo cada uno de ellos hay 14 metropas. El frontón oriental representaba el nacimiento de Atenea y el occidental recordaba la disputa de la diosa con Poseidón.
Esta estructura del Partenón griego ha permanecido prácticamente intacta hasta el siglo I d.C., cuando la estatua de Fidias fue retirada para dar lugar a una iglesia cristiana consagrada a la Virgen Theoto kos. Pero hacia el siglo VII sufrió algunos cambios estructurales en su interior.