Volvemos a los cursos de anatomía rápida en Neetescuela y retomamos el apasionante mundo del sistema nervioso. Ya vimos hace poco cómo se genera el impulso nervioso pero sin irnos más lejos nos metimos en sistemas como el digestivo, el sistema respiratorio e incluso el sistema linfático. Uno más o menos se hace una idea de qué va el sistema nervioso, pero cuando lo dividimos en Sistema Nervioso Central y Sistema Nervioso Periférico la cosa se empieza a complicar. ¿A qué se debe la división? Hoy trataremos de develar esos misterios y definir las funciones del sistema nervioso central.
El sistema nervioso central está compuesto por el encéfalo y la médula espinal. Como se darán cuenta, ambos están muy bien protegidos no solamente por los huesos (cráneo y columna vertebral) sino por tres capas duras (membranas) que se llaman duramadre (externa), aracnoides (intermedia) y piamadre. Las tres membranas se denominan meninges. Entre las meninges corre un líquido llamado líquido cefalorraquídeo, que sirve como medio de intercambio de sustancias, como amortiguador mecánico (después de todo, un líquido es más flexible que todo un sólido) y también aporta lo suyo para mantener el equilibrio iónico adecuado.
Básicamente, la función principal del sistema nervioso central es recibir y procesar las sensanciones recogidas por los diferentes sentidos y transmitir las órdenes de respuesta de forma precisa a los distintos efectores.
Tanto la médula como el encéfalo están conformados principalmente por células neuronales y de la neuroglia. Se forma la sustancia gris, constituídos por los cuerpos neuronales (y donde se cumplen la mayoría de las funciones nerviosas) y la sustancia blanca, conformada por las prolongaciones nerviosas (dendritas y axones), por donde se conduce la información. En el encéfalo, la sustancia gris se ubica periférico al órgano, mientras que en la médula la sustancia gris se ubica en el centro de la misma, con una formación típica con dibujo de mariposa.