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Cuando contemplamos a un gato que acecha a un pájaro, comprendemos su parentesco con los leones y tigres. Todos los gatos son excelentes cazadores, son fuertes y ágiles, y tienen garras y los dientes afilados. Como suelen cazar de noche, pueden ver muy bien en la oscuridad; hasta un gato doméstico podría sobrevivir en los bosques cazando ratones, pájaros, insectos y otros animales. En cambio los gatos de raza, no podrían soportar mucho tiempo en los bosques porque estos elegantes animales se han acostumbrado a las comodidades de la vida doméstica.

El antepasado del gato doméstico actual es el gato salvaje africano, un felino pequeño que vivió durante un millón de años en África, Asia y Europa, hasta que se domesticó para que protegiera los graneros de las ratas y ratones.

Hoy hay muchas razas de gatos domésticos, desde el gato atigrado corriente hasta el blanco y peludo de angora, pasando por el gato siamés de cola enroscada. Hace tres mil años abundaban en Egipto, donde se les veneraba. Actualmente hay más de 500 millones de gatos domésticos en el mundo.

Conducta: el gato doméstico se parece en algunas cosas a su antepasado salvaje. Aunque casi ninguno necesita cazar para comer, se ponen a dar saltos y a fingir persecuciones al amanecer y al ponerse el sol.

Reproducción: el embarazo de las gatas dura unas nueve semanas, transcurridas las cuales dan alrededor de 5 gatitos, aunque pueden llegar hasta 10. Los gatos recién nacidos no saben nada; durante una semana permanecen con los ojos cerrados y sólo empiezan a juguetear al cabo de la otra. Se alimentan de leche materna, pero hacia la octava semana ya pueden comenzar a comer alimentos sólidos. La gata puede volver a aparearse cuatro semanas más tarde.