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La autoridad docente, viejas y nuevas formas de construcción.

construcción de la autoridad docente

La autoridad del maestro como condición necesaria para el aprendizaje, no existe como condición innata, sino que se expresa a través de una relación. Y esa relación ha ido variando con el transcurso del tiempo.

La autoridad docente depende de las características particulares de cada individuo, se activan cuando son percibidas y reconocidas como tal por otros sujetos en la relación vincular docente alumno. En los sistemas educativos modernos, la autoridad se daba por un efecto de institución; es decir se es portador de tal beneficio por el solo hecho de contar  con  el titulo de profesor, sin necesidad de seducir ni convencer al alumnado.

Pero hoy en día ese  caudal de autoridad que cada docente es capaz de construir con sus propios recursos y su capacidad de utilizarlos ocupa un lugar cada vez más importante. La autoridad debe ser construida a diario.

Los cambios que en las  últimas décadas sufrió la institución escolar, hace que la escuela pública no posea la fuerza de otras épocas y deja el papel de los docentes en la escolar borroso y confuso. Esto se debe básicamente a que no esta en condiciones de cumplir con las nuevas expectativas sociales.

Por los recursos que dispone y las estrategias que utiliza, no puede satisfacer las demandas complejas relacionas con el aprendizaje y socialización de subjetividades libres y autónomas.

La educación es un asunto donde algunos deciden que hay algo valioso que transmitir a otros, y en esta definición encontramos una relación de autoridad.

La relación pedagógica es una relación de autoridad, y es asimétrica, porque ambos miembros de la diada no están en igual relación con el saber, las normas, responsabilidades, etapas vitales, etc.

Es necesario para revalorizar la autoridad docente, repensar el vínculo asimétrico. Reforzar el vínculo  del docente  con el saber es el modo más democrático de ocupar la asimetría.

Todo proyecto educativo implica una visión sobre quien y como se ejerce esa autoridad, cual es el lugar de los saberes en esa transmisión. La educación implica un ejercicio de poder, un acto de autoridad que conlleva una responsabilidad, la de asumir la tarea de enseñar/transmitir un conocimiento a otros. Darle herramientas para conducirse en el mundo.

Esa responsabilidad incorpora la dimensión ética y política del trabajo docente para quien, para que,  como y con que derecho educo.

Para mejorar y renovar las instituciones educativas es necesario que se empiece a pensar a cada docente como un profesional de la cultura, en palabras de Gigoux. Es necesario exacerbar las principales dimensiones culturales y éticas del plantel docente, para que pueda construir y legitimar en la cotidianidad del aula una autoridad cultural y pedagógica para oficiar como mediador entre las nuevas generaciones y la cultura.