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La Historia de Creta

A lo largo de estas líneas buscaremos hoy hablar un poco sobre la historia de Creta, partiendo del análisis de su sociedad, su territorio y sus modos de vida particulares. Eran los egeos quienes ocupaban el territorio de la Isla de Creta, aunque muchos otros pueblos comenzaron a desarrollar su vida en las cercanías de la misma.

 

 

Los cretenses

Los primeros habitantes de la Isla de Creta fueron, entonces, los egeos, hombres de gran espíritu vigoroso y gran ingenio. Allí desarrollaron una civilización de la piedra cuya duración se extendió hasta fines del cuarto milenio. Hasta ese momento, los egeos no mostraban ninguna particularidad que llamase la atención del resto de la sociedad, hasta que lograron darse cuenta que en la Isla donde estaban viviendo abundaba el cobre. Fue en ese momento donde comenzaron a explotar los recursos del lugar y desarrollaron un gran éxito metalúrgico que llevó a Creta a lo más alto.

Aún así, el trabajo con el cobre permitió dar cuenta a los habitantes del lugar que era inservible para reemplazar la piedra, ya que sus propiedades de blandura generaban algunos inconvenientes a la hora de realizar trabajos específicos. Esto resultó decisivo para que comenzaran a elaborar ensayos que permitieran endurecer el cobre por aleación con otros metales, como el estaño. La abundancia de cobre sobre el territorio era tal que no podían dejar de trabajar con él; alguna alternativa tenían que encontrar para aprovecharlo.

Esto tuvo una consecuencia muy positiva para Creta a partir del tercer milenio: ya eran ellos los más poderosos intermediarios en el tráfico de ese metal, y los más importantes fabricantes y distribuidores de objetos en bronce. El esplendor de Creta estaba en su máxima potencia.

Para el año 2400 a.C, eran los cretenses los padres del bronce. La riqueza azotaba a la Isla, a punto tal que comenzaron a levantarse ciudades espléndidas. Entre ellas brillaron Hagia Tríada, Festos y, sobre todo, Cnosos. En ellas se construyeron magníficos palacios que funcionaron, al mismo tiempo, como residencias reales, fortalezas, depósitos de productos varios y talleres.

En los edificios más importantes, las paredes estaban cubiertas por pinturas del fresco, algunas de las cuales hoy día se mantienen y causa admiración en cualquiera que visite el lugar. Estatuas, lujosos muebles, vasos de fina cerámica, y sobre todo variados utensilios de bronce completaban el lujo de estas residencias, en las que ponían de manifiesto su poderío los jefes de aquellas comunidades de navegantes.

 

 

 

El pueblo cretense utilizaba al Mar Mediterráneo no sólo para la venta, sino también para adquirir el estaño que provenía de Europa. Hacia el lado oriental del mar, preferían vender lingotes de bronce y cerámicas. Todos los puertos de Siria y de Egipto hicieron negocios con naves cretenses. De este modo fue posible que ellos dominaran los mares; no tenían competencia alguna.