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La historieta en Argentina

Historieta

La historieta en nuestro país es una de las tradiciones mas importantes a nivel mundial, así como también la más importante a nivel latinoamericano. Su época dorada  fue entre los años 1940 y 1960. En 1970, Oscar Masotta (intelectual argentino, de trayectoria en diversos campos del saber), sintetizó sus aportaciones en el desarrollo de modelos propios de historieta de acción (Oesterheld,Hugo Pratt), cómica (Dino Battaglia, Divito, Quino) y folclórica (Walter Ciocca), con la presencia de cuatro grandes dibujantes (José Luis Salinas, Arturo del Castillo, Hugo Pratt y Alberto Breccia).

La historieta argentina comienza su historia a finales del siglo XIX, en la revista Caras y Caretas, donde aparecen los primeros relatos ilustrados y la inclusión de globos de diálogo en el dibujo. La historieta seguirá desarrollándose en el país hasta lograr el nivel más alto entre las décadas de 1940 y 1960. Luego de esta etapa la historieta nacional irá decayendo hasta llegar al punto de no existir ninguna publicación del género en la década de 1990 (exceptuando los autores que se autopublicaban). A partir de los años 2000 se ha intentado revalorizar el género, por medio de recopilaciones de viejas historietas. Un hecho significativo ha sido la vuelta a los kioscos de la mítica revista Fierro, que cuenta con los autores más reconocidos del país.

Los inicios en la prensa satírica (1863-)

A finales del siglo XIX, un grupo de importantes ilustradores europeos (franceses y españoles principalmente) que se habían formado en la caricatura y la sátira empezarían a desarrollar su trabajo en las siguientes publicaciones de Buenos Aires:

  • El Mosquito, un periódico dominical de características «satírico-burlescas», cuyo primer ejemplar salió el 24 de mayo de 1863 y el último, el 16 de julio de 1893. La parte gráfica, principal atractivo del periódico, consistía en caricaturas de los personajes y hechos del momento. Sus colaboradores más reconocidos fueron Meyer y Enrique Stein.
  • Don Quijote del español Eduardo Sojo, publicada entre el 16 de agosto de 1884 y el 1 de noviembre de 1905, que se dedicaba a la publicación de humor político crítico y mordaz con el poder de la época, lo que acarreó presiones, secuestros de ejemplares y censura, e incluso Sojo fue encarcelado en algunas ocasiones. Entre las plumas de la revista se contaban el propio Sojo, Manuel Mayol y, ya hacia el final de la publicación, Manuel Redondo.
  • PBT publicada desde el 24 de septiembre de 1904 por Eustaquio Pellicer albergó en sus páginas los trabajos de dibujantes como Manuel Mayol, José María Cao, Sanuy, Navarrete, Fortuny; y redactores como Bosco, Molina, Castro Rivera, Eusebi, entre otros.

La popularización de la historieta (1920)

En la década de 1920, La Nación se convierte en el primer diario argentino en publicar historietas. La obra elegida fue Bringing Up Father de George McManus, traducida como Pequeñas delicias de la vida conyugal y sus protagonistas como TrifónSibebuta.

Es evidente el auge del medio teniendo en cuenta que casi toda revista de actualidad de la década contenía historietas. Se pueden mencionar en primer lugar a las revistas El Suplemento: Panitruco (dibujos de un debutante Dante Quinterno y guion de Leroy); La Novela Semanal: Página del Dólar (1923) (auspiciada por la marca de cigarrillos Dólar) y La Familia de Don Sofanor(1925) de Arístides Rechain, entre otras.

En 1922 nace Páginas de Columba, del dibujante argentino Ramón Columba, quién le dio lugar al desarrollo de artistas locales. Es en esta revista donde se publica Jimmy y su pupilo (1924) de Gónzalez Fossat, considerada la primera historieta deportiva y que además fue la precursora del clásico continuará, marcando así que la historia tenía continuidad en el número siguiente y no se trataba de historias aisladas. De esta publicación en 1928 se desprende la primera revista que contenía únicamente historietas: El Tony.

En 1929, también en Crítica se publica una historieta de carácter serio: El Tigre de los Llanos, obra de Raúl Ramauge en la cual se narraba la vida de Facundo Quiroga recurriendo a grandes cuadros de textos, pero sin utilizar globos de diálogo. Completan la serie de relatos argentinos realizados por este autor: La estancia del ombúMarta RiquelmeMartín FierroVida de Manuelita Rosas.

El Diario Crítica se convierte en el primero en publicar un suplemento de historietas a color en el año 1931. El mismo año la tira Don Julián de Montepío, de Quinterno, es renombrada debido a la popularidad que obtiene un personaje secundario: Patoruzú, quién pasa a convertirse en la estrella de la publicación que toma su nombre en agosto.

El año 1937 vio el nacimiento de una nueva serie humorística en la revista ¡Aquí está!Conventillo, obra de Héctor Torino. Esta tira cambió de nombre varias veces durante los cuarenta años de su existencia y contó con la aparición de un personaje reconocido popularmente: Don Nicola. Ese mismo año, salió a la luz una nueva revista: Pif Paf, que rompió con el modelo de historietas con extensas descripciones literarias de la acción (presente en El Tony) con un nuevo formato y distribución en página de las series.

La época dorada (1943-1960)

Según el teórico Oscar Masotta, a mediados de los años cuarenta la publicación de tres revistas inicia una nueva era, una edad de oro que no se prolongará en cambio mucho más allá de la entrada de los años sesenta: Rico Tipo (1944), Patoruzito (1945) e Intervalo (Editorial Columba, 1945). Suben de inmediato las cifras de venta. Se crea entonces un sindicato argentino, Surameris, que asociado con la Editorial Abril será el encargado a comienzos de los años cincuenta de traer al país al grupo italiano de Pratt y Ongaro.

Oscar de Majo considera que, fundamentalmente, el inicio de la época de oro lo marca la aparición y consolidación de la historieta «seria», «adulta», que le valdrá el mote de «literatura dibujada», y que se apoya en la fundación, en 1945, de la revista Intervalo, también de Editorial Columba, que viene a llenar el «bache» y completa el espectro que se da con Billiken, para los chicos; Patoruzito, para los jóvenes, e Intervalo, para los adultos.

Uno de los puntos de inflexión en la forma de hacer historietas que caracterizó a este periodo fue consecuencia de la urgencia por apurar la producción editorial, estandarizando las series. Este hecho fue el surgimiento de un nuevo rol: guionista, tarea que recayó en las manos de escritores, periodistas y redactores publicitarios, quienes carecían de una técnica de los cómics. Todavía no existía una conciencia de cómo podía estructurarse una relación entre guionista y dibujante. En parte esto se podía ver en el tamaño desmesurado de los bloques de texto que a veces llegaban a desplazar al dibujo a un segundo plano. Leonardo Wadel es, , uno de los primeros guionistas que se despegan de esta concepción de la historieta como lenguaje subsidiario de otros géneros. Comenzó a publicar en 1936 la serie Kharú, el hombre misterioso con dibujos de de Carlos Clemen en la revista Mustafá. También se empiezan también a publicar historias de aventuras con un grafismo más realista. Es el caso de las series Kid, de Río Grande (1942) de Alberto Breccia, y Miguel StrogoffLa Costa de Marfil (adaptaciones de la obra de Julio Verne y de Emilio Salgari, respectivamente), de José Luis Salinas.

En octubre, Dante Quinterno saca a la luz un nuevo semanario de historietas: Patoruzito (incluía en sus páginas centrales la versión infantil de Patoruzú, creada por Tulio Lovatto y Mirco Repetto), todas hechas por historietistas del país y con dos temáticas principales: acción y aventuras.

Lenta caída

En la década de 1960, el cómic argentino está marcado por dos factores contrarios: por un lado esta época marca el inicio de una disminución en la producción de material y un debilitamiento en la industria. Entre otros, los factores de la decadencia fueron:

  • El ingreso al país, en forma masiva, de revistas mexicanas (principalmente de Editorial Novaro) a un precio mucho menor y mejor calidad.
  • La invención de la televisión (este factor se da a nivel mundial), que se convirtió en la moda del momento y era gratis.

La partida a Europa de los mejores dibujantes (donde tienen mayores oportunidades y mejor remuneración) repercute en un descenso en cuanto a calidad artística. Por otro lado, y ya desde los últimos años de la década anterior la historieta argentina había comenzado un proceso de reformulación, de innovaciones formales, que fue proveyéndola de rasgos que le otorgaban una individualidad propia, diferente a otras tradiciones.

Vía: Wikipedia