Muchas cuestiones y misterios del Big Bang cosmológico ya han sido descubiertas y, el caos que parecía ser desordenado, ya no lo es. Algunos podrían asegurar que la red crea el orden, queriendo decir de este modo que el orden es puesto por el propio ser humano; aún así, esto no logra explicar con la misma precisión que las teorías físicas el comportamiento de la materia.
Big Bang cósmico y biológico
Por otro lado, es la realidad la que se impone a nuestro conocimiento en un Universo dinámico, con estructuras complejas que van organizándose para dar paso a las nuevas novedades. Habiendo sucedido el segundo Big Bang, la teoría de la evolución permitiría explicar el surgimiento de la vida en nuestro planeta, la cual también evoluciona sobre la epigenética.
Si nos detenemos en lo importante de la teoría de la evolución, es posible observar tres factores importantes: dos que son aleatorios, como la variabilidad genética de los seres vivos y el ambiente; y un factor necesario, como lo es la selección natural. Y es aquí donde habría que agregar las propias leyes de la naturaleza en torno a la relatividad y la física cuántica.
El universo que observamos tiene exactamente las propiedades que podríamos esperar si, en el fondo, no hubiera ningún diseño, ninguna intención, ningún bien, ningún mal, nada más que la indiferencia ciega y despiadada. Un universo regido por leyes ajustadas físicamente para la vida y no determinadas, y un mecanismo de generación de especies que explotaran dichas características del marco físico es justo lo que cabría esperar de un mundo creado por Dios para el despliegue de la vida y para el surgimiento de seres libres, capaces de acción moral.
Si bien estas afirmaciones de Dawkins y Soler parten de los mismos datos científicos, llegan a conclusiones opuestas. De acuerdo a la teoría estándar de los comienzos del Universo, el mismo está dotado de una singularidad y estado físico que asume valores infinitos y, como tal, escapan de la descripción física.
Big Bang no equivale a creación pero tampoco a comienzo. Se trata de dos términos que plantean niveles epistemológicos diferentes; cuando hablamos de comienzo o principio pensamos en un nivel empírico, mientras que al hablar de creación nos ubicamos en un nivel metafísico.
Podemos hablar de este evento como de un principio. Yo no digo creación… la cuestión de si era realmente un principio o una creación, algo que comienza de la nada, es una cuestión filosófica que no puede ser resuelta por consideraciones físicas o astronómicas. El creador hace todas las cosas y las mantiene en la existencia momento a momento, no como el escultor que esculpe una estatua y la abandona, sino como una cantante que en todo momento mantiene la canción en su existencia.