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Polución por dióxido de azufre

A escala global, la mayor parte del dióxido de azufre es producido por volcanes y por la descomposición de plantas. Este dióxido de azufre “natural” es emitido a la atmósfera a una gran altura lejos de la población, por lo que el aire que se respira es limpio.

Sin embargo, en la actualidad se emite una cantidad considerable de dióxido de azufre a nivel del suelo. La fuente principal es la combustión de carbón, que se utiliza para la generación de electricidad. El azufre está presente también en el petróleo y en la gasolina; y en la industria de petróleo se emite directamente al aire como dióxido de azufre o sulfuro de hidrógeno. El sulfuro de hidrógeno es una sustancia sumamente venenosa, más que el dióxido de azufre. Y surge también como emisión en fábricas de papel. Por otro lado, muchas fuentes puntuales de dióxido de azufre también están asociados a la industria de fundición de metales no ferrosos. Muchos metales valiosos y útiles, como el cobre y el níquel, se encuentran en la naturaleza como minerales sulfurados.

Actualmente se han aplicado tecnologías limpias del carbón, en las que el carbón puede utilizarse más limpia y a menudo energéticamente más eficiente que en el pasado. Además el control de las emisiones de dióxido de azufre puede evitar la devastación de las plantas en zonas cercanas. Una forma es utilizar chimeneas altas, pero solo se controlaría el problema local y no en zonas alejadas ubicadas a favor del tiempo. Por medio de regulaciones federales se ha logrado controlar la cantidad de dióxido de azufre que se emite al aire.