Los gases ejercen presión sobre cualquier superficie con la que entren en contacto, ya que sus moléculas se encuentran en constante movimiento.
La presión atmosférica, es la presión que ejerce la atmósfera de la tierra. El valor real de la presión atmosférica depende de la localización, la temperatura y las condiciones climáticas. El barómetro es el instrumento más común para medirla. Un barómetro sencillo consta de un tubo largo de vidrio, cerrado en un extremo y lleno de mercurio. Si el tubo se invierte con cuidado sobre un recipiente con mercurio, de manera que no entre aire en un tubo, parte del mercurio saldrá del tubo hacia el recipiente, creando un vacío en el extremo superior. El peso de mercurio remanente en el tubo se conserva por la presión atmosférica que actúa sobre la superficie del mercurio en el recipiente. La presión atmosférica estándar (1 atm), es igual a la presión que soporta una columna de mercurio exactamente de 760 mm de altura a 0°C al nivel del mar. En otras palabras, la presión atmosférica estándar es igual a la presión de 760 mmHg.
Un manómetro es un dispositivo para medir la presión de los gases distintos a los de la atmósfera. Su principio de operación es parecido al de un barómetro. Existen dos tipos de manómetros, el de tubo cerrado que se utiliza para medir presiones menores a la atmosférica, y el de tubo abierto, adecuado para medir presiones iguales o mayores a la atmosférica.
Casi todos los barómetros y manómetros utilizan mercurio como fluido de trabajo, a pesar de su toxicidad. Esto se debe a que su alta densidad (13,6 g/mL) permite construir equipos pequeños y de fácil manejo (la altura de la columna de un líquido es inversamente proporcional a su densidad).