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Qué es un autista

¿Qué es un autista? Esta pregunta te la debes haber hecho en varias oportunidades cuando has visto -o escuchado hablar- a personas portadoras del síndrome. Podemos pensar al autismo como un trastorno neurobiológico complejo que dura para toda la vida. El mismo se manifiesta a través de diversas discapacidades en habilidades de comunicación y condiciones de adaptación social, así como también en comportamientos repetitivos que generan un rango de síntomas de leve a severo.  Ampliemos un poco más esta información.

Como decíamos, el autismo puede abarcar rangos leves o severos; la forma más leve del trastorno se conoce con el nombre de síndrome de Asperger. También caen dentro del espectro del autismo el síndrome de Rett, PDD NOS -trastornos generalizados del desarrollo-, y algunos otros desintegrativos de la infancia. Quienes reconocen en principio las anomalías en el cuerpo o comportamiento de las personas afectadas son los padres; algunos describen que las patologías pueden darse desde el nacimiento del niño, otros afirman que todo se va desarrollando de manera normal hasta que las habilidades comienzan a perderse.

En los primeros párrafos decíamos que el autismo es un trastorno del espectro, queriendo decir con esto que se manifiesta por sí mismo de diferentes maneras. Aunque los niños que padecen este síndrome posean rasgos similares, la realidad es que cada uno se comporta de manera diferente: mientras que uno puede apenas hablar y tener dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura, otro puede ser excelente en este último aspecto y concurrir a clases en escuelas convencionales. Y ejemplos como este, hay muchos y variados. Ningún ser autista se comportará de igual manera que el otro a pesar de tener las mismas afecciones.

Según estudios realizados por el Centro de Control de Enfermedades en los Estados Unidos, 1 de cada 68 niños padece autismo. Las estadísticas gubernamentales adhieren que el índice de autismo se ha ido incrementando de un 10% a un 17% anual, y desafortunadamente los números parecieran continuar ascendiendo. Se estima que las niñas son más propensas a contraer una forma más severa de trastorno que los niños.

Nadie puede estimar aún las causas por las que se desarrolla el autismo; actualmente continúa siendo un misterio aún siendo un trastorno ya muy popular. Algunos estudios recientes estiman que las causas son más bien genéticas (hasta veinte conjuntos de genes pueden generar una parte de su desarrollo). Sin embargo, este trastorno no puede ser sólo explicado desde la genética sino que resulta necesario continuar buscando los orígenes desencadenantes del mismo.

Lo primero que uno piensa ante cualquier afección es si tiene o no alguna cura. Y este aspecto es también negativo, pues los expertos parecieran no haber encontrado aún cura para el autismo. En los momentos donde el trastorno comenzó a crecer y volverse más «común», fueron surgiendo tratamientos que si bien ayudan al niño afectado, no logran curarlo por completo. Aún así, hay una esperanza: hay científicos que están trabajando a diario en busca de una solución a este problema que pareciera ir agravándose cada vez más. Es muy importante que los padres continúen trabajando y contando con programas de intervención temprana hasta que la cura sea descubierta, por ejemplo: análisis de conducta aplicados –ABA-, terapia de juegos que mitiguen el comportamiento asociado propio del trastorno y muchas otras alternativas que resultan ser muy favorables.