Saltar al contenido

Qué es un relieve

¿Qué es un relieve? Podemos pensar en todo aquello que sobresale de una superficie plana o que, en su defecto, la modifica. Es un concepto que se utiliza para referir a elevaciones o depresiones que se encuentran en nuestro planeta.

Los relieves comprenden, entonces, a todos los accidentes terrestres que se pueden dar: planicies, valles, montes, sierras, cerros, montañas y cañones. Dichas deformaciones del terreno corresponden a procesos geológicos -internos o externos-, así como también las acciones del ser humano pueden contribuir en esos cambios de relieve; por ejemplo, cuando el hombre utiliza explosivos para modificar la fisonomía de una montaña y abrir un camino, o para aprovechar sus recursos naturales a través de la minería.

Entonces podemos decir que un relieve es un conglomerado de estructuras complejas que surgen a partir de los accidentes que se van originando en la corteza terrestre. Las diferentes acciones que modificarán la superficie de manera constante implican una serie de transformaciones exógenas y endógenas; las primeras dependen de la actividad y el desarrollo del clima, mientras que las segundas tienen que ver con las acciones de las fuerzas interiores de la corteza.

Tipos de relieves

En la Tierra hay dos tipos de relieves bien diferenciados: el oceánico o sumergido, y el continental o emergido. Tanto uno como el otro poseen un ciclo de vida particular, como cualquier ser vivo, en el cual se los podrá estudiar y describir de manera diferente. Veamos:

RELIEVE OCEÁNICO O SUMERGIDO. Es un tipo de formación más regular que la emergida por el hecho de no estar en contacto directo con los elementos que actúan en su metamorfosis. Esto es así porque, al acrecentarse la profundidad, también aumenta la serenidad de las aguas (ocupan un 70% de nuestro planeta).

De lo que se conoce de este relieve submarino podemos distinguir lo siguiente:

  • Plataforma continental: es una continuación hundida de los continentes; no supera los 200 metros de profundidad. Rica en vegetación y especies animales, motivo por el cual muchos recurren a esta zona para obtener recursos naturales.
  • Talud continental: extensión inclinada desde la plataforma continental, la cual llega hasta el comienzo de la cuenca oceánica (2500-3000 metros de profundidad). Allí buscan encontrar sedimentos y cadáveres de especies marinas.
  • Fosa oceánica: relieve submarino que alcanza profundidades mayores (5000 metros al margen del talud continental). No se expone al sol, por lo que tendrá muy bajas temperaturas.
  • Fondo abisal: se encuentra en el fondo del océano en forma de llanura, como continuación de la cuenca oceánica. Es una de las áreas submarinas menos estudiada, por su gran profundidad.
  • Dorsales oceánicos: cadena montañosa ubicada en el piso de los océanos. Se pueden engrandecer hasta aproximadamente unos 3000 metros, resaltando en la superficie, y dando lugar a las islas.

RELIEVE CONTINENTAL O EMERGIDO. Como los anteriormente mencionados, estos también corresponden al conjunto de diversos relieves que conforman nuestro planeta; la diferencia está en que sólo dominan el 30% de la extensión de la Tierra. Con el paso del tiempo van modificándose, con la ayuda también de factores naturales, como el viento y las lluvias.

En este grupo encontramos las siguientes formaciones:

  • Montañas: elevaciones rocosas que resaltan la superficie de la Tierra. Cuando están comenzando a formarse son puntiagudas y algunas poseen picos; cuando va pasando el tiempo «se achican» y erosionan. Existen diferentes clasificaciones según su altura: colinas, montañas medias y montañas altas.
  • Valles: se trata de zonas aplanadas o con pequeñas y leves depresiones, por donde circula el agua que proviene del deshielo de las montañas. En muchas oportunidades están rodeados de ríos.
  • Mesetas: se generan a partir del desgaste de las montañas. Son relieves de años, producto de erosiones también antiguas. Se ubican a grandes alturas sobre el nivel del mar.
  • Llanuras: surgen a partir de la desaparición de los mares o lagos por evaporación. Reciben este nombre por ser tierras planas o con muy pocos  desniveles, situadas casi a la misma altura que el nivel del mar.