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Qué son los agujeros negros de antimateria

A lo largo de estas líneas intentaremos explicar qué son los agujeros negros de antimateria, algo demasiado extraño para comprender del todo. La existencia de estos agujeros negros escapa aún incluso a las leyes universales que muchos creen comprender, pero sin embargo están ahí y es necesario darles el valor que merecen por el simple hecho de existir. Veamos un poco más.

 

 

Qué es la antimateria

Comencemos por los orígenes de estos agujeros negros de antimateria. Desde el momento que ocurrió el Big Bang, evento que dio existencia al Universo tal como lo conocemos, aparecieron materia y antimateria en cantidades y proporciones iguales. La antimateria es exactamente igual a la materia en cuanto a composición: protones, electrones y neutrones que forman átomos, los que a su vez forman moléculas, las que al mismo tiempo componen sustancias; y así sucesivamente hasta formar los elementos que son tangibles a la vista humana.

Te preguntarás, pues, cuál es la diferencia entre materia y antimateria si la composición, de acuerdo a lo explicado en el párrafo anterior, es la misma pero se enumeran como dos cosas distintas. La respuesta a ello está en la carga. La antimateria es igual a la materia pero sus partículas poseen carga contraria. Es esa la única diferencia que poseen, porque en lo demás podemos decir que también se rige la antimateria bajo las cuatro grandes fuerzas que dominan al Universo, siempre teniendo en cuenta esa contrariedad en cuanto a cargas.

De este modo, podemos dar cuenta que la antimateria forma antprotones, antielectrones -positrones-, antineutrones, antihidrógeno, antioxígeno, antimoléculas, etc, etc, etc.

 

 

Es importante concebir que la antimateria no es simplemente un concepto físico. La antimateria existe y, como tal, se ha podido observar, crear y retener. El único inconveniente es que no resulta ser muy estable, debido a que se aniquila frente a la materia en condiciones de reacción energética. La única manera de mantener la antimateria es en un campo magnético especial llamado trampa de Penning. Esto se debe, claro, a que la antimateria no puede contenerse en un recipiente de materia ordinaria porque se aniquila frente a la presencia de ella, tal como lo planteamos líneas más arriba.

Podemos pensar al agujero negro y la antimateria como fenómenos singulares, y son concebidos de este modo porque las leyes universales en ellos no cobran sentido alguno. Ahora bien… ¿Cómo se llega a «romper el universo»? En ese caso, es necesario forzar las leyes universales, y es precisamente eso lo que ocurre con las estrellas en algunos momentos de su vida. Cuando una estrella llega a ser tan masiva que colapsa, perdiendo toda su energía, comienza su proceso de formación. La masa de esa estrella va «cayendo» hacia el interior, que se vuelve cada vez más y más denso, llegando a un momento en el que la atracción gravitatoria se vuelve tan grande que supera los límites posibles.

El agujero negro se forma cuando ese proceso del que hablábamos más arriba no deja salir la luz. Si pensamos ahora en una zona del espacio en el que hay una gran cantidad de antimateria, parte de ella se agregaría hasta formar una antiestrella. Y claro que es un fenómeno totalmente posible, creándose una antiestrella gigantesca.

Si partimos del razonamiento anterior, sería lógico pensar en la formación de un antiagujero negro. Todas las soluciones a los agujeros negros pueden ser caracterizadas por solo tres parámetros observables de manera externa: su masa, su carga y su giroPareciera no tener mucho sentido preguntarse si existen los antiagujeros negros porque si intentáramos colapsar una antiestrella se obtendría, en realidad, un agujero negro común y corriente. En el interior de los agujeros negros no hay materia. Ni antimateria. Sólo energía.