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Quién fue Dario I el grande

Nos dedicaremos hoy a contarte quién fue Darío I el Grande, miembro de la familia real persa de los Aqueménidas. Habiéndose convertido en el rey de Persia, Darío terminó siendo uno de los monarcas más poderosos de todos los tiempos, gobernante de la dinastía persa, administrador, guerrero y luchador.

 

Dario I el rey de los Persas

Tras la muerte del rey Cambises II -hijo de Ciro II-, en el año 522 a.C., su hermano Bardiya usurpó el trono. En ese momento recibió apoyo por parte de los nobles persas para eliminarlo. Inmediatamente después del asesinato de Bardiya, el mago Gaumata asumió el poder por usurpación sacerdotal.

Darío I el Grande trabajó para restablecer el orden en el imperio, llevó adelante una reforma administrativa e implementó un tipo de economía monetaria que alentó al desarrollo de comercio del lugar. Al mismo tiempo reestructuró el Imperio dividiéndolo en veinte unidades administrativas y jurídicas.

Fue quien indicó que se construyeran caminos que unieran su ciudad con todas las unidades administrativas; creó también un sistema postal eficiente, además de impulsar nuevamente la creencia en la religión persa con protección a los cultos locales.

Y no fue sólo esto, ya que Darío I el Grande se dedicó también a la construcción de palacios de Susa y Persépolis. Buscó la hegemonía universal de Ciro, y conquistó Egipto y la región del Indo, en Tracia y Macedonia. Aún así fracasó en el intento de querer someter a los griegos pues estos no rechazaron los intereses persas de su política expansionista, y fue así como se iniciaron las Guerras Médicas.

En cuanto al legado de Darío I el Grande podemos mencionar lo siguiente:

  • Política: La idea de un imperio universal, objetivo recreado por muchos pueblos en el curso de la historia de la humanidad.
  • Economía: Generalización del uso de la moneda en las transacciones comerciales.
  • Vida Intelectual: La idea de la lucha entre le bien y el mal y la libertad de la elección del hombre para elegir entre ambos.
  • Ética: Tolerancia con los pueblos vencidos.

 

Darío no fue solamente un gran constructor; supo también organizar sus territorios. A fin de permitir a los inspectores de las satrapías, “ojos y oídos del rey”, galopar como el relámpago, de un extremo al otro lado del Imperio, fueron construidas magníficas carreteras. Estas eran recorridas, igualmente, por tiros pesadamente cargados, como el representado en el bajorrelieve superior.