En los orígenes de Roma fueron las leyendas quienes hablaron por sí solas acerca de la historia. En sus comienzos no parecía distinguirse demasiado del resto de las ciudades de la región, pero con el paso del tiempo, los historiadores pudieron determinar que la misma tendría un origen heroico, con dioses y seres mitológicos inmersos en un montón de leyendas que día a día fueron haciendo de Roma una ciudad aún más poblada de sentido. Hablamos en algún momento sobre el emperador romano Calígula, siendo uno de los más reconocidos de todos los tiempos. Y por qué no contarte hoy quiénes fueron Rómulo y Remo, si ellos también marcaron un antes y un después en la historia de Roma. Veamos en qué se basa su leyenda.
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Aunque para algunos historiadores resulta a veces complicado distinguir entre leyenda y realidad, se pudo determinar que Roma fue fundada por dos hermanos gemelos, Rómulo y Remo. Acompañados por grupos bandidos, ellos tomaron la decisión de crear un nuevo asentamiento junto al Tíbet, aunque les costó mucho ponerse de acuerdo con el lugar donde sería levantada la ciudad. Remo se inclinaba por el Aventino, mientras que Rómulo prefería al colina del Palatino. Fue de esta manera que la decisión quedó en manos de los dioses.
Allí, por el año 753 a.C, Remo pudo observar seis enormes buitres dirigirse hacia la colina donde él deseaba asentar la ciudad, y lleno de euforia se dirigió hacia su hermano para anunciar el triunfo. Pero, en ese instante, se pudo observar el arribo de uno bandada de doce pájaros sobre el Palatino. Así fue como Rómulo, seguro de su victoria, cogió un arado y comenzó a cavar el pomerium que fijaría el límite de la nueva ciudad.
Remo, eufórico por la derrota, lo desafió de un salto pero, obligado por el juramento que acababa de proclamar, Rómulo terminó con la vida de su hermano. Esta leyenda inculcaba, a los romanos, una gran promesa: su ciudad sería perfecta y sin fin. Aún así, también venía acompañada de una amenaza, en la cual abundaron los asesinatos y las guerras civiles.