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Química en acción – Olor frío y olor caliente

¿Cómo funciona un extintor? ¿Por qué el nitrógeno líquido puede achicar un globo inflado? ¿Cómo creamos tinta invisible? ¿Cómo reconocemos un huevo duro de uno crudo? Estos y muchos más misterios de la química y la física se resolverán en esta nueva sección de “Química en acción”. Hoy veremos que sucede con los olores cuando enfriamos o calentamos el alimento que produce el olor.

Vamos a necesitar: Espinaca, un recipiente con agua, un mortero (o algún elemento que sirva para machacar la verdura), dos vasos y un congelador. Van a machacar las hojas de espinaca en el agua hasta exprimirle bastante cantidad de su jugo. Coloquen el líquido en dos vasos. Uno lo colocarán en el congelador durante dos horas y el otro lo dejan fuera de la heladera (a temperatura ambiente). Pasado este tiempo, comparen los olores. ¿Qué sucede con los olores cuando dejamos el vaso que estaba en el congelador calentarse fuera de la heladera?. Prueben experimentar hirviendo el coliflor o el repollito de bruselas o con limones.

Seguramente cuando comenzaron a machacar la espinaca, comenzaron a sentir el olor que libera su jugo. Al comparar los olores de los jugos congelado y tibio, sienten mejor aquel que esta tibio. Esto se debe a la movilidad que tienen las moléculas del líquido tibio (mayor que la del líquido frio) que ocasiona que un gran número de moléculas se escapen y lleguen a nuestra nariz, con lo que sentimos el olor. El jugo congelado, no tiene esta libertad de movimiento y por ende, no podemos captar su olor. Cuando el líquido comienza a “calentarse” empieza a ganar libertad de movimiento y logramos sentir su olor.

Presten atención que cuando llegan nuestros padres con las bolsas de las compras muchas de las comidas largan sus olores. Pero, cuando a estas las congelamos dejamos de sentir su olor. Y de hecho, cuando abrimos la puerta del congelador no olemos nada.