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Residuos inflamables

En “Residuos peligrosos” se clasificaron los residuos en inflamables, corrosivos, reactivos y radiactivos. En esta oportunidad se desarrollan los residuos inflamables.

Muchas sustancias, en especial los compuestos químicos orgánicos, se oxidan con oxígeno gaseoso liberando grandes cantidades de calor. Una sustancia inflamable es aquella que quema con facilidad.

La inflamabilidad de un líquido se mide por su punto de inflamabilidad que corresponde a la menor temperatura a la que el vapor liberado por el líquido se inflama cuando está expuesto a la llama. Por ejemplo: el metanol tiene un punto de inflamabilidad de 12 °C; la acetona de -20°C. Un líquido será inflamable cuando posea una temperatura de inflamabilidad inferior a los 60,5°C; por ejemplo, el pentano. Algunos líquidos son además pirofóricos, es decir autoinflamables.

Los líquidos combustibles, son aquellos que poseen puntos de inflamabilidad comprendidos entre 60,5 y 93,3°C; por lo que queman con menor facilidad que los inflamables.

Sin embargo, que la sustancia tenga un punto de inflamabilidad adecuado, no significa que la mezcla vapor/aire será inflamable. Para una proporción vapor/aire demasiado pequeña, no hay suficiente vapor para sustentar la combustión; de igual manera, si la proporción es elevada no hay suficiente aire para mantener la combustión. Se define como el límite inferior de inflamabilidad a la menor proporción vapor/aire que puede mantener la ignición y como el límite superior de inflamabilidad a la máxima proporción que permite sustentarla. Por ejemplo, para el pentano a 25°C los límites inferior y superior son de 1,5% y 7,8%.

Existen otras sustancias peligrosas que pueden reemplazar al oxígeno como oxidantes y generan una combustión. Por ejemplo el ozono, la forma elemental de los halógenos, el dicromato de sodio y el permanganato de potasio en forma sólida ambos, entre otros. La tendencia a reaccionar de estas sustancias depende de su estado físico, de su concentración y del material al que oxiden. Por ejemplo, el ácido perclórico puede originar un incendio en contacto con orgánicos como el papel y la madera, pero en disolución diluida no presenta peligro. Algunos de los residuos oxidantes pueden disponerse por medio de su disolución en agua, tratando las disoluciones resultantes con agentes reductores suaves como dióxido de azufre.