Esta es la historia de una mujer de origen húngaro, de 31 años, quien cursaba su quinceava semana de gestación cuando de repente sufrió un Accidente CerebroVascular o ACV tras el cual debió ser intervenida quirugicamente de manera urgente. Los resultados no fueron los esperados y es así que en esta mujer es diagnosticada de muerte cerebral que es lo mismo que muerte. No obstante 3 meses después dio a luz a el producto de la concepción que llevaba en su vientre.
¿Cómo puede ser explicado este hecho? ¿Cómo puede alguien que muere tener luego un hijo? El tema es un tanto complejo porque ya de por sí el concepto de muerte cerebral es difícil de entender. La muerte cerebral es aquella que se produce tras una total desconexión del cerebro, que deja de funcionar, con el resto del cuerpo. Sin embargo, la persona con muerte cerebral conserva los latidos cardíacos debido a que el centro que regula el corazón no se encuentra en el cerebro sino más abajo, en el tronco. De todas maneras, si la muerte cerebral se deja a su libre evolución, eventualmente ese corazón se parará y dejará de circular sangre. Pero, puede llegar a mantenerse más tiempo la función cardíaca y respiratoria gracias medios artificiales como un respirador y drogas que permiten el normal funcionamiento del corazón. Hay que entender que sin ayuda ese corazón va a dejar de latir y ese pulmón dejará de moverse, porque la persona esta muerta.
Lo que paso con esta chica húngara es que si bien fue diagnosticada de muerte cerebral, sus familiares, avalados por el equipo médico decidieron mantenerla respirando y a corazón batiente para darle una chance a la vida del bebé que estaba en la panza. Gracias a los avances en tecnología y conocimiento médico, hoy en día es posible este tipo de situaciones antes impensadas, donde la muerte de la madre determinaba automáticamente la muerte del feto. Este es un logro muy grande al que ha llegado la medicina en el campo de la obstetricia donde hay dos personas en juego, la madre y el hijo. Siempre se trata de preservar ambas vidas y si ello no es posible, lograr que uno de los dos sobreviva. Casi siempre ocurre al revés, hay condiciones del embarazo que ponen en riesgo la vida de la madre y el feto entonces se decide preservar la de la madre ya que de lo contrario no va a haber mamá ni bebé. En este caso la vida de la mama no fue posible salvar, pero aún así se pudo preservar la del niño.