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Nociones generales sobre el uso de antibióticos

Prescripción de antibióticos

Los antibióticos son aquellos fármacos que se utilizan para tratar las enfermedades infecciosas producidas por bacterias. Algunos también tiene actividad sobre parásitos.

Hay 3 puntos importantes a la hora de pensar la posibilidad de usar un antibiótico para el tratamiento de una infección bacteriana: la localización de la infección y el tipo de germen implicado, las características del huésped (persona que contrae la infección) y las características farmacológicas del antibiótico.

En cuanto al tipo de bacteria y localización de la infección es importante confirmar la misma y detectar el tipo específico de bacteria que se va a intentar eliminar. Esto se consigue mediante pruebas de laboratorio tomando una muestra del sitio del cuerpo afectado. Hay dos situaciones en las que no se piden pruebas previas al inicio del tratamiento antibiótico: las urgencias infectológicas (sepsis, meningitis y endocarditis) ya que hay que iniciar de inmediato una medida terapéutica y las infecciones simples como otitis media aguda, sinusitis aguda o erisipela ya que, según las estadísticas epidemiológicas, se puede prever el tipo de germen causal de la enfermedad. Se instaura entonces lo que se conoce como tratamiento empírico.

En relación al lugar de la infección hay que saber que muchos antibióticos no llegan a cualquier arte del cuerpo.  Por citar algunos ejemplos, no todos los fármacos pueden atravesar la barrera hematoencefálica para llegar al cerebro o no pueden alcanzar concentraciones adecuadas en el interior de las articulaciones. También es importante el lugar en donde son eliminados del cuerpo lo antibióticos, así un fármaco que se excreta principalmente a través de la vía biliar hepática será mejor para tratar las infecciones de esta vía que otro que se elimine solamente a través del riñón.

Con respecto a las características farmacológicas de los antibióticos hay que conocer cuales son sus mecanismos de acción. Existen antibióticos que inhiben la síntesis de la pared bacteriana, la bacteria no puede sobrevivir sin ella y muere. Por eso se los llama bactericidas, ya que matan la bacteria. Otros, no la matan sino que inhiben su crecimiento al inhibir la síntesis de enzimas en el interior de la célula bacteriana. A estos antibióticos se los llama bacteriostáticos. A su vez, es preciso identificar los espectros antibióticos, es decir, que tipos de microorganismos es capaz de matar un determinado fármaco y cuáles son resistentes a la acción del mismo. Por último, habría que tener en cuenta los efectos adversos que devienen con la utilización de cada tipo de antibiótico y evaluar la relación riesgo/beneficio de la indicación del mismo.

Para terminar, hablaremos un poco de la persona que va a recibir la medicación en cuestión. Se deberán averiguar los antecedentes de reacciones alérgicas a determinados tipos de fármacos, el estado inmunitario (de defensa) de la persona ya que en personas inmunocomprometidas seguramente se deberán utilizar antibióticos bactericidas ya que la defensa propia está disminuida o alterada. Y por supuesto, hay que tener presente las comorbilidades del paciente. Si este presenta insuficiencia renal o hepática habría que ajustar las dosis de los fármacos que se eliminen por éstas vías para evitar efectos tóxicos por el retraso en la eliminación de los mismos.