En la publicación “Separación y reciclaje de residuos”, introdujimos una práctica utilizada a nivel mundial que es la separación y el reciclaje de residuos inorgánicos. En esta oportunidad, continuamos con el reciclaje de plásticos, tema tratado en “El reciclaje de plásticos (Parte I)”.
Hay cuatro formas de reciclar el plástico. En primer lugar, reprocesarlo por medio de un re-fundido o re-moldeado. Primeramente se limpian, se fragmenta y muelen, de manera que se pueden obtener de ellos nuevos productos. Por ejemplo a partir de PET se pueden fabricar alfombras y envases no destinados a alimentos; con PEAD se fabrican recipientes de basura y bolsas para comestibles; con PVC, cañerías de drenajes y conos de tráfico; con PP, partes de coche; con PS, juguetes y bandejas; además pueden obtenerse simuladores de madera y postes.
En segundo lugar, puede despolimerizarlo de vuelta a sus monómeros por medio de procesos químicos o térmicos, se modo que pueda volver a polimerizarse. Esta opción puede aplicarse al PET y a aquellos polímeros en los que su estructura se alternen dos unidades distintas (polímeros de condensación). Esta práctica tiene la dificultad de que a menudo se añaden pequeñas cantidades de compuestos orgánicos e inorgánicos al polímero original para modificar sus propiedades físicas. De modo que antes de reutilizarlo deben eliminarse estos compuestos.
En tercer, puede quemarse para obtener energía (reciclado energético), como ya se comentó en “El reciclaje de plásticos (Parte I)”.
Por último, se puede transformarlo en una sustancia de menor calidad, mediante procesos reductivos u oxidativos. Los procesos reductivos, incluyen la producción de petróleo crudo sintético por hidrogenación de los plásticos o por calentamiento de estos a elevada temperatura (cracking) para romper las moléculas de polímero. Los procesos oxidativos, incluyen la gasificación de plásticos por adición de oxígeno al sistema para producir gas de síntesis (mezcla de hidrógeno y monóxido de carbono).