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Depuradores para contaminantes gaseosos

Los equipos utilizados para la eliminación de contaminantes en fase gas o vapor se pueden clasificar según su principio de funcionamiento en aquellos que funcionan con absorción, adsorción, oxidación térmica y oxidación catalítica.

En los equipos que funcionan con absorción, se eliminan los gases solubles o químicamente reactivos contenidos en una corriente de aire por contacto con un líquido adecuado. La eliminación del contaminante puede ser por absorción, si la solubilidad del gas y su presión de vapor lo posibilitan, o por reacción química. El agua es el líquido absorbente más utilizado, si bien en muchas ocasiones se precisa el uso de aditivos y en algunos casos es necesario emplear disoluciones de reactivos químicos.

En los equipos que funcionan con adsorción, se captan los contaminantes por adsorción sobre un sólido. El proceso es físico y no existe reacción química; consiste en que las moléculas de un gas queden retenidas en la superficie del sólido absorbente. Los adsorbentes más comunes son el carbón activado y los tamices moleculares.

En los equipos con oxidación térmica (o post-combustión) se utilizan cuando el contaminante es combustible. La corriente de aire contaminado se introduce en un equipo de llama abierta en donde los combustibles son oxidados produciendo dióxido de carbono y agua. La mayoría de los contaminantes combustibles se pueden oxidar entre 537 y 815°C.

Por último, la oxidación catalítica se usa cuando el contaminante es combustible. La corriente de gas contaminando, se precaliente y luego se oxida catalíticamente a dióxido de carbono y agua. Los catalizadores más utilizados son el platino generalmente utilizados para acelerar la oxidación a temperaturas entre 300 y 500°C. La concentración del contaminante debe ser inferior al límite inferior de explosividad.