Como padre de la modernidad, René Descartes fue el filósofo más representativo de su época, impulsor de la duda metódica como modo de llegar a la verdad científica. Se hizo conocido también por reducir los fenómenos naturales a las leyes matemáticas. Creador también de la geometría analítica y la matemática moderna, dio su mirada del ámbito educativo como un puntapié para introducir sus conocimientos científicos y filosóficos. Hoy te contaremos qué decía Descartes de la educación, precursor de la clásica y famosa frase: «pienso, luego existo».
Descartes y la educación
Fue una figura con plena confianza en la razón, y siempre consideró que todo ser humano era capaz de alcanzar las mayores virtudes. Según sus ideas, nadie debe confiar en lo que le dicen sin exigir fundamentos de ello, o sin cuestionar sus propios razonamientos. Así podemos ver que Descartes no creía en los conocimientos ya impuestos, sino en todo aquello que le ofrecían para ser objeto de su análisis. Eliminó todas aquellas enseñanzas que le habían inculcado en la escuela, sobre todas las vinculadas a la moral y la religión.
Descartes sostenía que el aprendizaje puede darse en torno a un método que permita descartar las falsedades para quedarse con las verdades, analizando la realidad y descomprimiéndola para llegar a una síntesis de esa realidad. Desconfiaba, entonces, del conocimiento brindado por la educación formar en las escuelas y universidades.
Por sus condiciones filosóficas, logró distinguir el cuerpo de la mente como dos sustancias bien diferenciadas. Consideraba que se podía pensar de manera independiente en lo corpóreo y perecedero. Para él, el alma es inmortal y muy diferente del cuerpo. Para Descartes, la unión entre ambos solo se da por la glándula pineal que se encuentra en el cerebro, la cual permite generar pasiones entre cuerpo y alma.