Cuando hablamos de percepción podemos describir tanto a la acción como a la consecuencia de percibir. ¿Qué queremos decir con esto? Que cuando percibimos «algo» estamos teniendo la capacidad de poder recibir, mediante los distintos sentidos, las sensaciones, impresiones, imágenes, etc. que «ese algo» nos quiere transmitir. Pero… ¿Qué es la percepción para la Psicología? En ello haremos hincapié a lo largo de este post.
Antes de pasar a definir el concepto propiamente dicho, es importante saber que para conocer el mundo -exterior o interior- es necesario llevar a cabo un proceso de decodificación de la información que el cuerpo está recibiendo en cada momento. Decimos, entonces, que la percepción para la psicología es un proceso cognoscitivo a través del cual las personas son capaces de comprender su entorno y actuar en base a ello. Se trata, básicamente, de poder entender y ordenar cada estímulo que se genera a través del ambiente, y así darles un sentido propio. Habiendo logrado eso, el individuo enviará una respuesta en consecuencia.
Características de la percepción
La percepción podrá también hacer mención a conocimientos determinados, ideas o sensaciones interiores que surgen a raíz de los sentidos. Para la rama psicológica, la percepción es una función propia del organismo que le permite recibir, procesar e interpretar la información que llega desde el exterior.
Resulta muy importante saber que percepción y sensación no significan lo mismo, no son sinónimos. Veamos cuáles son sus diferencias:
Una sensación es una experiencia vivenciada a partir de los estímulos; se puede pensar como la respuesta a un hecho o acción a través de los sentidos. La percepción, por su parte, resulta de interpretar las sensaciones; aquello que es captado y entendido por los sentidos se dice que es percibido, adquiriendo un significado propio. A partir de esto podemos decir, entonces que la sensación es lo que precede a la percepción; de una nace la otra pero no son sinónimos.