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La sangre

sangreLa sangre es un fluido que circula a través del sistema vascular de todos los organismos animales, con excepción de los más simples. La humana posee color rojo, porque contiene células con un pigmento llamado hemoglobina, pero la de otros seres como ciertos moluscos, es azulada debido a la hemocianina.

La sangre representa el sistema de transporte interno del cuerpo; lleva alimento y oxígeno a todas las células, y elimina dióxido de carbono y otros residuos. Además transmite calor, manteniendo los cuerpos de los animales llamados sangre caliente a una temperatura constante; también conduce hormonas y resulta vital en la defensa del cuerpo contra ataques de microorganismos, ya que contiene anticuerpos y células sanguíneas especiales que combaten las infecciones, y que formando coágulos sólidos inicial el proceso de curación de heridas.

La sangre humana como la de otros mamíferos, contiene partículas sólidas que flotan en un líquido llamado plasma. Las partículas son células llamadas glóbulos rojos y glóbulos blancos, y células más pequeñas o plaquetas. El plasma sanguíneo tiene color arena y está formado por agua con proteínas disueltas, azúcares, sales y otras sustancias.

Existen 3 tipos principales de proteínas plasmáticas: albúmina, que ayuda a retener agua en la sangre absorbiéndola de los tejidos por ósmosis; globulinas que consisten principalmente en anticuerpos que combaten enfermedades; y fibrinógeno, que junto a las plaquetas, interviene en la coagulación.

Los glóbulos rojos o eritrocitos, contienen hemoglobina y transportan oxígeno. Son pequeños discos circulares, más delgados en el centro que en los bordes.  El cuerpo humano adulto posee alrededor de 5 litros de sangre, y cada milímetro cúbico de esta contiene aproximadamente 5 millones de glóbulos rojos. Tales células forman la médula ósea, y contrariamente a otras del cuerpo no tienen núcleo; por lo general viven durante varios meses antes de ser destruidas por el bazo, el hígado y otros órganos.

Los glóbulos blancos o leucocitos existen en un número de 5.000 a 10.000 por milímetro cúbico, pero esta cantidad puede aumentar durante un proceso patógeno, porque estas células defienden al cuerpo contra la infección, fagocitando bacterias. Un tipo entre ellos, conocido como linfocitos, tiene origen en los ganglios linfáticos, y resulta importante en el reconocimiento y rechazo de tejidos extraños. Los glóbulos blancos pueden actuar fuera de los vasos sanguíneos y atacar gérmenes que afectan a los tejidos.

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