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Cuáles fueron las 7 plagas de Egipto

Hemos hablado, en algún momento, sobre Cleopatra como un ser representativo de los países asiáticos; compartimos datos e imágenes de las pirámides más sorprendentes de Egipto del mismo modo en que hablamos de su cultura. Hoy volvemos a hablar de dicho país: te contaremos a lo lago de este post cuáles fueron las 7 plagas de Egipto según el libro del Éxodo.

En algunas líneas del libro se expresa que «cuando los israelitas se hallaban esclavos en Egipto, Dios encomendó a Moisés la misión de liberarlos. Pero como el faraón se negaba tenazmente a dejarlos partir, Moisés desencadenó una serie de siete plagas sobre el país. Éstas fueron: el agua del Nilo convertida en sangre, una invasión de ranas, el ataque de mosquitos a hombres y animales, los tábanos que hicieron estragos, la muerte del ganado, úlceras en hombres y animales, caída de granizo que destruyó los cultivos, una plaga de langostas que atacó la vegetación, las tinieblas que oscurecieron el sol, y finalmente la muerte del hijo mayor de cada familia egipcia (Ex 7-11). Semejantes calamidades terminaron doblegando al faraón, que finalmente dejó salir a los hebreos».

Tal como aparece el la Biblia, hasta principios del siglo XX el episodio de las plagas era considerado un hecho histórico. Veamos qué dicen los apartados del Éxodo en base a cada una de las siete plagas.

Cuando la sangre llega al río

Aquí llama mucho la atención la ampliación que va sufriendo la narración bíblica. Un claro ejemplo se ve en el número de las plagas. Cuando Dios llama a Moisés y lo envía a hablar con el faraón, le dice que las plagas serán sólo dos: el agua convertida en sangre y la muerte de los primogénitos (Ex 4,9.23). Pero en el Salmo 78 leemos que fueron siete (v.44-55).

Otra exageración gradual se ve reflejada en la primer plaga. Al comenzar el relato se dice que sólo el agua que Moisés saque del río y derrame en el suelo debe convertirse en sangre (Ex 4,9). Más adelante se dice que el Nilo entero se convirtió en sangre (Ex 7,17). Luego se afirma que «todas las aguas de Egipto, sus canales, sus ríos, sus lagunas, y todos sus depósitos de agua, hasta la de las vasijas de madera y de piedra» se convirtieron en sangre (Ex 7,19).

Un piadoso faraón

Otra cuestión que llama mucho la atención en el relato de las plagas son los datos históricos, que parecen algo exagerados. En reiteradas ocasiones se cuenta que mientras el faraón pasea por la orilla del Nilo con sus guardias se le acerca Moisés para amenazarlo con plagas (Ex 7,15; 8,16; 9,13).

Por otro lado se puede leer también que luego de la segunda plaga, el faraón pide a Aarón y a Moisés que «recen» por él a Yahvé (Ex 8,4), algo imposible de ser real. En la tercera plaga son los magos egipcios los que reconocen el poder de Yahvé (Ex 8,15). Y en la séptima plaga el pueblo entero se convierte a Yahvé (Ex 9,20).

Las tres muertes del ganado

También llaman la atención las incoherencias del relato. En la quinta plaga, por ejemplo, se afirma que todo el ganado murió de peste (Ex 9,6). Pero en la sexta plaga el ganado vuelve a aparecer, para morir de úlcera (Ex 9,10). Y en la séptima revive otra vez, para morir por el granizo (Ex 9,19). También en la quinta plaga mueren todos los caballos del faraón (Ex 9,3). Pero más tarde, cuando los hebreos huyen del país, el faraón y su ejército los persiguen a caballo (Ex 14,9).

Con la memoria cargada

El Éxodo fue ganando tal importancia en Israel que, con el tiempo, el boca en boca fue cargando la historia de detalles y cuestiones un poco amplias. De esta manera se incorporaron al relato primitivo varias plagas más, que destacaban la fuerza y el poder de Dios. También se añadieron diálogos y conversaciones entre los distintos personajes para crear suspenso y dramatismo.

El bastón milagroso

Se escribió en Jerusalén, algunos siglos más tarde, un primer relato del Éxodo llamado «Yahvista». El mismo incluía siete plagas pero en total eran diez: la primera (el agua en sangre), la segunda (las ranas), la cuarta (los tábanos), la quinta (la muerte del ganado), la séptima (el granizo), la octava (las langostas) y la décima (la muerte de los primogénitos). Posiblemente contaba siete plagas, porque era ese el número que simbolizaba la perfección.

Por cambiar el orden

Al reunir los tres relatos en uno, se puede observar un cambio en el orden primitivo que las plagas tenían respecto a las distintas versiones, llevando esto a causar las incoherencias de las que hablábamos más arriba.

Según el Salmo 78 (v.47-48) el antiguo orden de las plagas era: primero el granizo (séptima plaga) y después la peste (quinta plaga). Así el relato tenía sentido, porque el granizo, al no matar todo el ganado (Ex 9,20), dejaba un resto para morir con la peste. Pero al invertir el orden y contar primero la peste (donde muere todo el ganado), y luego el granizo, ya no se entiende cómo puede volver a morir el ganado.