Muchos dicen que es el himno más lindo que existe, por la emoción que este transmite, subjetividades aparte, sin dudas es uno de los conocidos por todos: la Marsellesa, en otras palabras, el himno de Francia.
La compuso Rouget de Lisle en el año 1792, el hombre era capitán del ejército y hacia poco Francia le había declarado la guerra a Austria; el problema es que se necesitaban más soldados en el ejército, y cuando el alcalde de Estrasburgo invitó a cenar a unos militares –entre los que se encontraba Rouget de Lisle-, y se enteró que a este le gustaba componer lo invitó a que compusiera una canción que animara a todo el pueblo a enrolarse al ejército y que le diera ánimos y fuerzas para vencer al enemigo. De ahí que la letra de este himno habla sobre defender la libertad y la democracia contra los tiranos.
La canción fue haciéndose más popular entre los soldados y pronto ya era conocida por todo el ejército, y cuando los soldados de los batallones marselleses entraron a Paris lo hicieron cantando esta canción para darse fuerzas y coraje. De este modo el himno fue convirtiéndose en el símbolo del pueblo Francés en lucha.
Primeramente la Marsellesa fue usada por Napoleón pero luego este la prohíbe ya que es una canción que habla en contra del absolutismo. En 1830 la revolución hace caer al Rey que gobernaba y la canción vuelve a escucharse, aunque no como himno oficial. Seguidamente se prohibirá nuevamente (1852 a 1870) y luego de ese año, otra vez instaurada la república en Francia se vuelve a cantar.
Pero la polémica con este himno no termina acá, ya que cuando en la segunda Guerra Mundial los Nazis invaden Francia vuelven a prohibirla. Finalmente se convertirá en himno oficial en 1958 con la nueva constitución de la República, generalmente cantándose la primera, la sexta y la séptima estrofa.
La Marsellesa es un canto revolucionario, y tantas prohibiciones a lo largo de la historia justamente hacen notar la importancia de la misma para Francia y su pueblo.
Vía: almenara de pinto