En una nota publicada por el diario La Nación, con fecha 27 de febrero de 2011; el señor Arzobispo de la Plata, Héctor Aguer, hizo referencia al sesgo ideológico de los contenidos curriculares.
Creo que la tarea de formar ciudadanos, no escapa a la ideología. Toda la tarea de educar esta cubierta de ideología. Y que clase de ciudadanos formamos sino le enseñamos a los jóvenes a ser críticos. La política es la herramienta de cambio de las generaciones futuras.
Hay que enseñarle a las futuras generaciones a hacer política. Y dejar atrás los tabús forjados por las dictaduras donde la política y la crítica no era parte del ciudadano común.
También se refirió a la forma en que el Estado adoctrina a los niños y adolescente. Quisiera hacer referencia si desde la Iglesia no se adoctrina, sobre la forma en que se debe conducir un ciudadano para ser buen cristiano.
El señor Arzobispo cuestiona los métodos totalitarios, cuando justamente la Iglesia ha basado su estructura y su modo de explicar la existencia de un modo totalitario. El bien para todos el lo que esta bien para el cristianismo. Niega las demás culturas, morales, religiones.
Educar para la iglesia es no hacerlo participe, no generar conciencia liberadora en el sujeto. Es aceptar una única moral, valida para todos en todo lugar y tiempo.
Pero lo que mas asusta de todo este discurso es que se priorice la educación en los centros católicos cuestionando la escuela publica. Creo que no podemos quedarnos callados ante discursos como este.
De esta manera el señor Arzobispo desprecia la capacidad de cada sujeto único, en realizar su propio análisis e interpretación de los sucesos o del conocimiento que es presentado. Olvidando que el objetivo de toda buena educación es formar conciencia liberadora, para ello es necesario dar las herramientas necesarias para que cada ser en particular tenga la posibilidad de elaborar su propia apropiación de la realidad que lo rodea.
Via: Lanación