Es frecuente que relacionemos las rocas con material sólido como el que forma las montañas, sin embargo las rocas incluyen todos los minerales que integran la corteza terrestre; comprendiendo materiales sueltos como la arena y la arcilla.
El estudio de las rocas se llama petrología, lo cual es una ciencia importante ya que las rocas tienen infinidad de usos prácticos.
¿Cómo se componen las rocas? La mayoría de las rocas están formadas por silicatos, esto es silicio combinado con oxígeno, junto con uno o más elementos. Los geólogos han clasificado más de 2000 tipos diferentes de rocas. Sin embargo debido a que su composición química es muy variable no se las clasifica en general de acuerdo a los elementos que contienen, sino que se las agrupa según el modo en que formaron. Según esta hay tres tipos de rocas: las ígneas, las sedimentarias y las metamórficas.
Las rocas ígneas son las que proceden de las solidificaciones de material fundido llamado magma; podemos observarlas por ejemplo en las laderas de las montañas volcánicas.
Las rocas metamórficas son las que resultan de la modificación de las eruptivas o ígneas y de las sedimentarias por el fenómeno llamado metamorfismo. Los fenómenos o cambios profundos que sufren las rocas sedimentarias o metamórficas en su composición estructural se deben a agentes como el calor, la presión y el agua.
Por último, las rocas sedimentarias están formadas por sedimentos que por lo general se acumulan en el lecho de las aguas, pero a veces también sobre tierra firme. Se dividen en clásticas (compuestas por fragmentos compactos cementados, ej la arcilla) y las orgánicas que constituyen lo que alguna vez fue materia viviente, tales como el carbón o algunos carbonatos.