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Modos de evaluación: ¿recíprocos?

Se vino el invierno y se vino el frío, pero nuestra sección característica de los miércoles –Pensando la Educación– sigue firme. En esta oportunidad nos planteamos la idea de los modos o métodos de evaluación, bajo el interrogante de ¿por qué no son recíprocos?, es decir que los docentes nos pueden evaluar a nosotros pero no al revés.

El puntapié salió de uno de los integrantes del equipo Neet, en donde cursando una cátedra de la Facultad de Ciencias Sociales, con una docente más que particular les planteó que se autoevaluaran, pero que también la evaluaran a ella bajo criterios y parámetros que ellos mismos consideren necesarios. La idea no es tan loca, ni nueva, pero sí es difícil ver que un docente la implemente en alguna de sus cátedras, y más en una Universidad.

Ya hemos hablado y debatido bastante acerca de si los actuales métodos de evaluación que usan los profesores realmente sirven y tienen en cuenta todas las variables a la hora de evaluar contenidos; también es algo casi naturalizado que ellos puedan avaluar y no viceversa, ahora si queremos realmente un cambio de paradigma educativo ¿no parece esta una buena idea?.

La primera idea, la de la autoevaluación nos suele poner bastante nerviosos… cuando un docente te pregunta: y vos ¿Qué nota te pondrías?, realmente no sabemos bien que responder; eso sucede porque no estamos acostumbrados a la idea o al proceso de pensar nuestro rendimiento en una situación determinada, como lo es por ejemplo, un final. En ese instante titubeamos, no sabemos si tirar a más o ser humildes y tirar a menos, dudamos si el docente tomará nuestro criterio como un dato más a evaluar, en fin, es algo que nos pone incómodos. Sin embargo, si nos amigáramos con la autoevaluación y la autocrítica, este sería un método positivo, ya a mi punto de vista sirve para:

-conocernos

-ser críticos

-es una manera de evaluar el contenido y si sabemos explicar el mismo

-nos ayuda a pensar y mejorar

-nos hace partícipes del proceso

La segunda idea también es algo que no solemos ver muy a menudo: que un docente nos pida que lo evaluemos, y lo mejor, bajo los criterios que nosotros consideremos necesarios como pueden ser: modo de explicar, modo de evaluar, trato con los alumnos, accesibilidad, predisposición, entre otras categorías. Sinceramente me parece fabulosa esta tarea, no solo porque nos acerca al docente y nos hace saber que realmente le interesa lo que nosotros pensamos de su labor, sino que también porque es una herramienta que el docente debería aplicar para mejorar y saber cuáles son sus aciertos y errores a la hora de enseñar.

Incluso yendo un poco más allá, me gustaría que en todas las cátedras los docentes sean evaluados por sus alumnos y estas sean chequeadas y analizadas -¿por qué no? por el consejo académico de las Facultades, no bajo una conducta de “policías” o vigiladores, sino mas bien para conocer que sucede dentro de las cátedras y como se desempeñan los docentes en las diversas materias, llamando la atención en los puntos más débiles e incentivando al docente a mejorarlos en el próximo dictado de clases.

Recuerdo que cuando yo cursaba en la Universidad una agrupación propuso debatir si los docentes realmente cumplían con sus deberes –acorde a la dedicación que tenía-; en otras palabras ver si cumplían con sus funciones de extensión, dedicación y horas cátedras que todo profesor debe cumplir porque así su cargo lo requiere. Esto causo mucho debate y enojo en docentes quienes decían sentirse “perseguidos”, a mi no me parecía así, más bien aquellos docentes que realmente cumplían con lo que debían cumplir no se quejaron para nada, es más alentaron la propuesta. ¿Esto que posibilita? bueno que por ejemplo los docentes tengan tesistas a cargo y sean responsables, que respondan mails con consultas de alumnos, y muchas veces –hablando a lo criollo- se pongan las pilas si no vienen haciendo las cosas muy bien.

Estas diversas formas de evaluar me parecen claves para conformar nuevos modelos educativos, en donde el estudiante realmente también sea partícipe en las evaluaciones tanto de ellos como de quienes les dan sus clases y los forman.