El síndrome premenstrual o también llamado síndrome disfórico premenstrual comprende una serie de signos y síntomas que se presentan en las mujeres en relación a su ciclo menstrual. Puede aparecer desde el día 14 del ciclo en adelante y finaliza aproximadamente el día 1 o 2 del ciclo, cuando se produce la menstruación (sangrado y desprendimiento del endometrio a través de la vagina).
No se sabe a ciencia cierta la causa del síndrome pero se cree que habría alguna influencia de las hormonas sexuales femeninas en el cerebro. Lo cierto es que algunas mujeres pueden «safar» del mismo porque también influyen otros factores, además de los biológicos, en su producción como factores sociales, culturales y psicológicos.
Tipicamente se puede presentar dolor de cabeza, sensación de pesadez en las mamas, cambios de estado de ánimo, acentuación de miedos, ira, irritabilidad, mayor labilidad emocional, aumento de las ganas de dormir o dificultad para conciliar el sueño, pereza, fatiga, falta de concentración, disminución de la líbido o deseo sexual, necesidad imperiosa de ingerir alimentos, entre otros. Las pastillas anticonceptivas que hoy en día son de uso corriente en la mayoría de las mujeres en edad fértil pueden atenuar o exacerbar el síndrome.
Muchas veces las manifestaciones pueden ser tales que dejan a la mujer con disminución de su capacidad para realizar las tareas de la vida cotidiana. Es en estas situaciones donde el médico debería intervenir.
Para prevenir las manifestaciones o atenuarles hay una serie de tips que pueden servir como aumentar la ingesta de líquidos (evitar los exitantes como el café, té o mate), hacer actividad física aeróbica regular, alimentarse adecuadamente con alimentos variados y en lo posible cada 3 horas (de esta manera se evitan los atracones de comida), mejorar los hábitos de sueño (no acotarse tarde, ir a la cama en lo posible siempre al mismo horario, no realizar actividad física cerca de la hora de dormir).
Así que ahora ya saben, cuando las mujeres están raras o distintas a cómo están la mayor parte del tiempo no es porque quieren sino porque sufren de esta afección tan molesta a veces para la propia mujer y para los que la rodean.