Quienes poseen algún tipo de discapacidad no pueden interactuar naturalmente con los otros miembros de la sociedad. Esto se debe a que existen prejuicios y estereotipos que limitan o segregan a quienes son diferentes. Lamentablemente nuestra sociedad no reconoce que la discapacidad es propia de todos los humanos y no existe uno que sea «perfecto» o «normal» o un «humano modelo». Somos todos diferentes, todos tenemos habilidades diferentes y es en la diversidad donde está la riqueza. El turismo accesible pretende que el ocio, que los espacios de esparcimiento, los tiempos libres sean momentos disfrutables por todos. Para ello promueven algunas consideraciones a tener en cuenta por las ciudades para brindar su servicio a quienes lo visiten.
Para pensar las barreras con las que las personas con discapacidad se encuentran debemos enumerar barreras arquitectónicas (en edificios públicos y privados), barreras urbanísticas (en la estructura y mobiliario urbano, sitios históricos, reservas naturales), barreras en el transporte (en el sistema de movilidad mecanizada), barreras en la comunicación (en los medios de transmisión de mensajes, tv, radio, informáticos, señalización). El espacio sin barrera se genera al pensar en el futuro, proyectando y reconociendo a cada uno de los ciudadanos que transitara por nuestras ciudades. Es necesario para ello pensar espacios inclusivos que aseguren la autonomía, seguridad y comodidad para todos y todas.