Saltar al contenido

Quién fue Dionisio

Si nos remitimos a pensar quién fue Dionisio debemos recurrir a la mitología griega para encontrar las respuestas en relación a ello. Hijo de Zeus y Semele, a Dionisio se lo conoce como el dios del vino, la vegetación y el éxtasis. Fue, sin dudas, uno de los más importantes y característicos a lo largo de todo el período Helenístico.

 

El Dios del vino

Dionisio fue siempre adorado en Tracia y Frigia; también en Deméter. A pesar de ser su culto uno de los más destacados, en la obra de Homero no se le da mucha importancia.

Se convirtió en fundador de Tebas; fue criado por las ninfas y Sileno, quien tenía el don de ver el futuro. Dionisio tuvo aspecto de animal durante mucho tiempo ya que Zeus lo transformó en cabra cuando Hera le impuso condiciones de vida poco agradables. Fue durante ese tiempo donde estuvo al cuidado de la ninfas.

Cuando Diosnisio llegó al mundo de los dioses no fue bien recibido: Hera lo odiaba y Licurgo intentó matarlo, pero Tetis se apiadó de él y dejó ciego a Licurgo. Penteo no le reconocía su divinidad.

La historia de Dionisio encierra miedo y parte de la adversión de muchos aristócratas de los viejos dioses del Olimpo. En varias ciudades se hablaba de gente que, por su gran adoración a Dionisio, se terminó volviendo loca y sufriendo peligrosos ataques.

Dionisio se casó con Ariadna, hija del rey Minos, quien de acuerdo a lo que cuenta la historia, había sido abandonada en la isla de Naxos por Teseo.

 

 

En prácticamente toda Grecia se le rindió culto a Dionisio; sus túnicas y su carácter exuberante recordaban a todo lo foráneo. Durante los festivales en honor a él había comedias, tragedias y juegos de sátiros en el teatro que llevaba su nombre. La tragedia se desarrolló a partir de canciones y bailes que representaban los granjeros disfrazados de cabras. Así fue como el culto a Dioniso dio origen a un género literario que se lee y se representa no sólo en su formato original, sino que se ha ido modernizando hasta llegar a ser lo que es hoy día con las tragedias de los autores contemporáneos.