En el método gravimétrico por precipitación el analito se convierte en un precipitado de solubilidad limitada.
Habíamos dicho que la primera etapa del método es la formación del precipitado. La segunda etapa es la filtración. En esta etapa se utilizan papeles de filtro cuantitativos, con tamaños de poros determinados para cada caso. Tienen muy buena resistencia mecánica y un contenido de ceniza muy pequeño (1*10-5 gramos), valor que no afecta a la pesada. Esto los hace adecuados cuando debe calcinarse el precipitado. Cuando no es necesario secar ni calcinar el precipitado, pueden utilizarse los crisoles de placa de vidrio filtrante.
Crisol de placa de vidrio filtrante
La tercera etapa es el lavado del precipitado. Mediante esta etapa pueden eliminarse las impurezas adsorbidas sobre el precipitado. El criterio a utilizar es lavar varias veces el precipitado con pequeños volúmenes de líquidos de lavado y no con una de gran volumen. Además se recomienda lavar con un líquido que tenga un ión común con el precipitado para evitar el estado coloidal y pérdidas por lavado.
Después del lavado, el precipitado se calienta para eliminar el disolvente y cualquier sustancia volátil arrastrada con el precipitado. Algunos precipitados se calcinan para descomponer el sólido y formar un compuesto de composición conocida. Para muchos precipitados es satisfactorio secar el precipitado a 105°C en una estufa; en otros casos deben calcinarse a 1000-1100°C.
Para la calcinación debemos proceder como sigue: se dobla el papel filtrante como un sobre y se coloca en un crisol de porcelana o platino. Luego se tapa el crisol y se quema con un mechero. Debe conocerse el peso del crisol vacío. Luego se lleva a un horno mufla a 1000°C por una hora. Por último se lleva a un desecador, donde se deja enfriar.
Las últimas etapas son la pesada y los cálculos.