En química muchas veces es necesario separar una mezcla de sustancias en dos o más productos diferentes; para ello se utilizan los procesos de separación. La separación puede basarse en propiedades químicas, como la densidad o la solubilidad, o en propiedades físicas, como el tamaño de partícula.
Dentro de los procesos de separación físicos (o basados en las propiedades físicas), pueden encontrarse el tamizado, la clasificación, la filtración, la flotación, la sedimentación, la centrifugación y el ciclón. En esta oportunidad se trata el Ciclón.
Para separar partículas sólidas pequeñas o polvos finos de los gases, el tipo de equipo de uso más común es el separador de ciclón. Consta de un cilindro vertical con fondo cónico. La mezcla de gas y partículas sólidas entra tangencialmente por la parte superior. La penetración de la mezcla le imparte un movimiento giratorio y el remolino que se desarrolla produce la fuerza centrífuga que arrastra a las partículas hacia la pared de forma radial. Cuando el aire se aproxima al fondo del cono, vuelve a subir en una pequeña espiral en el centro del cono y de cilindro. Las partículas son arrastradas hacia la pared y caen al fondo, saliendo por la parte inferior del cono.
Un ciclón es un dispositivo de precipitación, en el que las fuerzas que arrastran a las partículas hacia afuera a velocidades tangencialmente altas, son varias veces superiores a la fuerza de gravedad. Un ciclón puede utilizarse por ejemplo para el secado de alimentos por rociado, en el que las partículas secas se separan en ciclones, en equipos separadores de polvos ambientales y en la separación de rocíos finos de los gases.