En química muchas veces es necesario separar una mezcla de sustancias en dos o más productos diferentes; para ello se utilizan los procesos de separación. La separación puede basarse en propiedades químicas, como la densidad o la solubilidad, o en propiedades físicas, como el tamaño de partícula.
Dentro de los procesos de separación físicos (o basados en las propiedades físicas), pueden encontrarse el tamizado, la clasificación, la filtración, la flotación, la sedimentación, la centrifugación y el ciclón. En esta oportunidad se trata el Sedimentación.
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Se denomina sedimentación a la aplicación consistente en separar de una suspensión un fluido claro que sobrenade y un lodo denso que contenga una elevada concentración de materiales sólidos. En la industria, la sedimentación de las suspensiones acuosas es un proceso continuo que se realiza en los llamados espesadores, grandes depósitos a los cuales llega, por el centro o por un lado, la suspensión o lodo diluido, y que permite el rebose del líquido que sobrenada separándolo del lodo espeso que sale por el fondo del tanque. Unos de los ejemplos de aplicación de sedimentación, es el tratamiento de aguas residuales o en el tratamiento de los líquidos que se generan a partir de la basura.
Los equipos industriales para la sedimentación no varían mucho de los espesadores y su operación se basa en el mismo fenómeno. Pueden utilizarse equipos continuos o por pasos. Para estos últimos, una vez que el depósito está lleno, se deja reposar el lodo durante el tiempo necesario (de días a meses). El material espesado puede descargarse por el fondo del depósito mediante una válvula, o la solución clarificada se decanta, bien sea bajando el extremo de un sifón flexible o por la abertura sucesiva de orificios de salida, situadas en las paredes (comenzando por el más elevado). Cuando la solución decantada comienza a dar señales de la presencia de lodos, turbidez o aparece el propio nivel de los mismos, se detiene la decantación.